Los microbichitos están por todas partes y de darles nombre se ocupa la taxonomía. Es la encargada de clasificar (semejanza y parentesco), de la nomenclatura (dar nombre) y de identificar (parte práctica). El que comenzó la tarea fue Carl Von Linné.
Aparentemente fácil, ¿no?🧐. Parece que, en ocasiones, no es tan sencillo. Tal vez ponerles nombre sí, pero tenemos algunas malas costumbres cuando hablamos o escribimos que hacen que podamos cometer fallos.
Imagen Pixabay |
Para comenzar os dejo un resumen de cómo se clasifican y se nombran los microbichitos. 🦠 Actualmente hay tres dominios donde se incluyen los microbios: bacteria, arquea y eukarya. Los virus se quedan fuera de estos dominios, supongo que porque no se sabe si están vivos.
Para realizar la clasificación existen dos enfoques, basados en análisis de fenotipos o genéticos. Uno no excluye al otro. Sin embargo, la mera descripción fenotípica puede causar confusión y falsos parentescos.
- Clásico: que analiza las características (morfología y estructura) diferentes. La unidad de la taxonomía es la cepa (células genéticamente iguales). Las cepas con características iguales forman una especie y las especies relacionadas forman un género.
- Genético: utiliza la relación genética entre diversos organismos. Busca que el ADN sea semejante o igual.
En el caso de la nomenclatura, existen formas diferentes, dependiendo de si se trata de bacterias, hongos o virus.
Su nombre está constituido por dos palabras. La primera en latín que indica el género y la segunda nos indica la especie. En algunos textos sobre cómo nombrar bacterias a la hora de escribir un texto científico hacen la advertencia de que como normalmente se abrevia el genero puede haber confusión. Por ejemplo:
M. bovis, podría referirse a Moraxella bovis o Mycoplasma bovis.
Hongos:
Su nomenclatura se realiza en función de sus rasgos morfológicos. Se analiza la morfología de las hifas, septos, ramificaciones, esporas y colonias.
Virus:
Una primera aproximación hace referencia a quién atacan, así que tenemos los animales, las plantas y los bacterias.
M. bovis, podría referirse a Moraxella bovis o Mycoplasma bovis.
Hongos:
Su nomenclatura se realiza en función de sus rasgos morfológicos. Se analiza la morfología de las hifas, septos, ramificaciones, esporas y colonias.
Virus:
Una primera aproximación hace referencia a quién atacan, así que tenemos los animales, las plantas y los bacterias.
Existen muchas nomenclaturas para los virus, por ejemplo la de Baltimore, morfológica, la clasificación de Holmes, y ICTV (Comité Internacional de Taxonomía de Virus).
Para la nomenclatura de los virus se miran las características primarias, que son la cápsida, el ácido nucleico y la transcriptasa. Y las características secundarias, que son el huésped, la transmisión y las características inmunológicas.
Para la nomenclatura de los virus se miran las características primarias, que son la cápsida, el ácido nucleico y la transcriptasa. Y las características secundarias, que son el huésped, la transmisión y las características inmunológicas.
Ahora que ya tenemos los nombres, ¿qué ocurre con el genero?. ¿Qué diríais si os cuento que en microbiología también hay asuntos gramaticales?. ¿Os habéis planteado alguna vez por qué hablamos de ‘la peste’ o ‘el herpes’ ?. ¿A qué se debe que los microbios tengan distintos géneros?
Me imagino que nadie cree que ‘el herpes’ tiene barba o que ‘la peste’ lleva un lacito rosa, ¿no?. ¿Por qué le llamamos ‘la viruela’ a una enfermedad provocada por un virus?. O ¿por qué decimos ‘el tifus’ cuando se trata de una enfermedad generada por una bacteria?. Curioso ¿verdad?.🤔
He estado leyendo este artículo de Fernando A. Navarro y lo cierto es que nunca me había parado a pensar en algo tan obvio como el uso del género al nombrar las cosas. Es curioso que, además, lo haya descubierto estudiando microbios y no lingüística.😉
Para empezar lo que suele ocurrir es que confundimos sexo (relativo a aspectos orgánicos) y género gramatical (femenino, masculino y neutro). El género gramatical es un recurso sintáctico para expresar concordancia a la hora de usar artículos que acompañan a los nombres. Sin embargo en palabras que proceden del latín, del griego o del inglés solemos confundirnos al asignar el género.
En ocasiones estos matices lingüísticos hacen que incluso los especialistas se equivoquen. De hecho, en este estudio Y.A. Peña hace un análisis de las habilidades lingüísticas sobre nomenclatura microbiana de profesionales de la salud. Incluso, de vez en cuando hay disparidad de opiniones y, algunas voces se alzan en defensa del uso de ‘bacterio’ en lugar de ‘bacteria’🤷🏻♀️.
Leyendo algunos artículos y bibliografía para preparar esta entrada me he dado cuenta de que todavía existe una tercera confusión y es el género de las bacterias, que no tiene nada que ver con el género gramatical sino con la clasificación que se hace de ellas.
Y por último, creo que todos tenemos un sistema interno de asignación de género gramatical, supongo que basado en nuestra experiencia y que funciona automáticamente. ¿Os atrevéis a decir qué género tienen los siguientes nombres?
- Escherichia coli
- Bacillus anthracis
- Clostridium botulinum
- Lactobacillus acidophilus.
¿Femenino, masculino o confuso? ¡Hagan sus apuestas!😉
Agradezco a @byribosoma sus correcciones. Sabe que nombrar microbichitos no es lo mío y me ha ayudado un poco.☺️
Referencias:
Cómo escribir los nombres de las bacterias
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