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La ciencia no es fácil si eres mujer

Mujeres en ciencia

    Cada vez es mayor el número de mujeres que se dedican a la ciencia. Podríamos pensar que ya no existen discriminaciones de género en este ámbito y que la incorporación de las mujeres es un proceso natural. Tal vez creemos que no requiere ningún esfuerzo y que, además, se valora a las mujeres con el mismo rasero que a los hombres. Lamentablemente no es así. Poco a poco estamos dando pasos pero todavía la situación dista mucho de ser la deseable.




    En este vídeo de Emakunde Mujeres en ciencia, cuatro mujeres dedicadas a este campo hablan de su percepción de la situación. Os dejo un resumen de lo que cada una de ellas aporta.
    - Lucía Gallego Andrés (médica e investigadora) indica que para ella lo importante de la ciencia es dar soluciones que puedan mejorar la sociedad. Comenta que, en general, aunque en investigación hay muchas mujeres en el laboratorio, de hecho más mujeres que hombres, sin embargo los líderes de los equipos suelen ser hombres. Las mujeres son mayoría en aquellas áreas en las que el trabajo es duro pero son los hombres los que lideran los equipos. Para Lucía el escenario perfecto sería aquel en el que no tuviéramos que hablar de esta situación. Parece que estamos en camino, pero sigue habiendo cierta resistencia hacia ese paso a la diversidad. Lo curioso es que no se trata de una actitud exclusiva de hombres, sino que hay mujeres que tienen muy asumido ese rol en el que un hombre está por encima.
    - Irene Luengas Escuza (estudiante de biotecnología) comenta que siempre ha tenido afición a la ciencia. Da las gracias al apoyo de su padre y su de madre que han compartido con ella su entusiasmo, y al de sus profesores, que le han estimulado para dedicarse a ello. Para Irene la respuesta a la discriminación de género en la ciencia depende de a quién se le pregunte, pero es probable que te respondan que es más relevante la opinión de un hombre que la de una mujer. Ella cree que incluso dentro de los estudiantes la opinión de un hombre está mejor valorada. Comenta que las mujeres son igual de importantes que los hombres a la hora de hacer ciencia y que es irrelevante el género de la persona. Lo que debe valer es el punto de vista diferente o la habilidad para el trabajo.
 Para que la ciencia avance debe existir diversidad, por ello los hombres y las mujeres deben trabajar conjuntamente.
    - Leire Alonso Allúe (estudiante de matemáticas) dice que siempre le han gustado las matemáticas y lo bueno es que nadie le ha puesto trabas para dedicarse a ello. Leire dice que a las chicas desde que somos pequeñas se nos intenta inculcar la necesidad de ser perfectas y de no cometer errores. Se nos mete el miedo en el cuerpo de equivocarnos, de que los errores no son admisibles, mientras que a los chicos no se les mete ese miedo y se les enseña a ser valientes, a tener iniciativa y a intentar hacer las cosas. Cuando nos hablan de hacer ciencia tenemos una imagen preconcebida y lo que deberíamos hacer es cambiar esa imagen. Cree que se trata de un cambio que debe producirse en la sociedad.
    - Laura García Álvarez (física e investigadora) nos cuenta que para ella la comprensión del universo procede de la curiosidad de los humanos y es la curiosidad lo que le impulsa a ser científica. Laura habla de datos que demuestran que hay una diferencia clara entre hombres y mujeres. La información que se deduce de estos datos muestra que los hombres son los que ocupan los puestos clave en ciencia. Hay una clara diferencia en el número de premios que se conceden a hombres y a mujeres. A lo que hay que añadir que las diferencias salariales también son relevantes. Estas diferencias surgen porque existen más hombres en puestos de responsabilidad por lo que la media salarial de las mujeres siempre es inferior. Para Laura el futuro ideal debería ser aquel en el que no hay ningún tipo de discriminación por razón de género ni de ningún tipo, ni en la ciencia ni en ningún otro ámbito.
    Son cuatro puntos de vista que nos retratan una sociedad en la que todavía existen estereotipos y discriminación hacia la diversidad ya sea de género o de cualquier otra índole. Un entorno en el que a pesar de estar dando pasos para el avance, vemos que no llegan del todo y que mientras siga existiendo el debate sobre la importancia del género en ciencia significa que mantenemos esos estereotipos y que están arraigados en nuestra sociedad.

Recuperar roles

     Para ilustrar un poco las ideas que nos han aportado estas mujeres os quiero contar lo que ocurre cuando una mujer quiere entrar en el ámbito científico. Cuando pensamos en que una chica comience una carrera científica, la mayoría de nosotras sabemos que se va a encontrar dificultades en el camino, que la valoración de su trabajo va ser mucho más intensa que la de la sus compañeros chicos y que la frustración y la ansiedad estarán cerca. Sin embargo, se nos suele olvidar que para cuando llegan a ese momento de su vida, ya han sucedido algunas cosas que no sólo no sitúan a nuestra chica a la par que a los chicos, sino que comienza considerablemente por debajo. 
    Este es el tema que podéis encontrar en el siguiente video en el que Melina Masnatta nos hace una suma de puntos a lo largo de la vida de una chica que la sitúan en una posición de partida más compleja y que requiere de más esfuerzo para alcanzar la misma cota de éxito que un chico.



    Si empezamos desde nuestra infancia, muchos de los juegos que nos ofrecen o nos enseñan están claramente distinguidos por genero. En nuestra sociedad todavía existen juguetes para chicos y para chicas. Si una niña se quiere acercar a la tecnología no lo tiene fácil porque, probablemente por la educación recibida, considerará que no debe jugar con ciertas cosas. La idea es que afearía su personalidad o, tal vez, la convertiría en algo no deseable. 
    A lo largo de la vida de una niña se producen diferencias en el comportamiento del entorno que hacen que decantarse por una carrera científica resulte complicado, no por dificultades propias a nivel cognitivo, sino porque se entiende de forma generalizada que la ciencia no es cosa de mujeres. Esto supone que sin el apoyo familiar, del grupo de amigos o incluso del profesorado o las instituciones, la realidad de enfrentarse al mundo de la ciencia hace que las chicas comiencen en posiciones por debajo de sus compañeros chicos.
    Esto nos lleva a que en el campo de la tecnología haya pocas mujeres. Cuanta mayor tecnología, menos mujeres. Las que lo logran es a costa de mucho esfuerzo y lucha, sus salarios no siempre son los mismos que los de sus compañeros y, generalmente, se cuestionan sus capacidades más de lo que lo hace con las de sus compañeros. Esto en ocasiones,  supone sentir el Síndrome de la impostora
    La ausencia de mujeres en el ámbito tecnológico afecta de forma directa a las soluciones que la tecnología ofrece a la sociedad. Para poder ampliar la visión de la tecnología, ésta debería estar creada por una diversidad de personas que comprendieran y dieran soluciones a los diferentes problemas que la ciencia y la tecnología deben resolver. La diversidad permite que haya mucha más producción científica y esta democratización aporta mejores soluciones.
    Lo curioso es que las precursoras de la informática fueron mujeres como Ada Lovelace, Hedy Lamarr o Margaret Hamilton, pero que con el transcurso del tiempo las mujeres se han distanciado de estos ámbitos y se ha creado una barrera que dificulta la entrada en estas áreas. Es labor de todos comprender que el mundo es diverso, que precisamente en esa diversidad es donde radica la mayor amplitud de miras para comprender y entender el mundo que nos rodea y que debe ser una responsabilidad colectiva mejorar la sociedad para que comprenda y absorba esa diversidad como un avance.




 

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