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Mostrando entradas de enero, 2023

Romper y avanzar

La ciencia y el conocimiento no son estáticos, evolucionan, cambian y se adaptan a las preguntas que surgen en cada espacio-tiempo. Las teorías se modifican a la luz de nuevos descubrimientos y, en ocasiones, coexisten hasta que una de ellas se impone y acaba con la anterior.      La estructura de las revoluciones científicas (Thomas Kuhn, 1962)  es un análisis de lo sucedido en la historia de la ciencia que ilustra, a través de ejemplos, cómo se han producido cambios que se consideran progreso científico. Su explicación de este cambio parte de la fricción entre lo viejo y lo nuevo.       Para captar este proceso de cambio debemos entender que la ciencia, en cualquier momento, está enmarcada dentro de un paradigma . De tal manera que son los cambios de éste, los que van a dar lugar al progreso o revolución que emana de la ciencia.     Por paradigma entendemos el marco de ideas, teorías y metodologías que conforman una visión del mundo o parte de ella. Siempre que nos mantengamos dent

Relaciones estrechas

¿ Puede la ciencia vivir separada de la tecnología y viceversa? No, creo que hay una relación indisoluble entre ellas. Han evolucionado juntas a lo largo de la historia y no hay un momento específico en el que se hayan separado completamente.      Sin embargo en la Edad Moderna  comenzó a desarrollarse una mayor especialización y división del trabajo entre científicos y tecnólogos, y se comenzaron a establecer instituciones y disciplinas específicas para cada una. A medida que la ciencia y la tecnología han evolucionado, es más común que los científicos se enfoquen en la investigación básica y los tecnólogos en la aplicación práctica de esos conocimientos. En cualquier caso, una es sustento de la otra y creo que nunca se separarán del todo. Imagen propia creada con DALL·E     La pregunta que surge es ¿por qué no se separan? Es obvio que existe una relación muy estrecha entre ambas, evolucionan juntas y se influyen mutuamente. ¿Cuál es esa r elación que parece indisoluble?      En prime

La ruta de la seda

Si os menciono a Marco Polo fijo que os suena…italiano, que trajo cosas de Oriente. Pero y ¿si os hablo de Zhāng Qiān? Ambos tienen en común una cosa y es la Ruta de la Seda o, si hablamos con propiedad, las rutas.       Lo que conocemos como la Ruta de la Seda no es un camino único, en realidad, es una red de conexiones geográficas. Eran vías comerciales que conectaban China con el Medio Oriente, Europa y Asia Central. Una vez abierto un camino, no solo lleva mercancías, sino que permite que fluya el conocimiento.      En un principio fueron utilizadas para el comercio de seda. Con el paso del tiempo, y a medida que se expandieron geográficamente, se extendió su uso para comerciar con otros productos como la cerámica, el papel, el té y las especias.      Una conexión, aunque en su origen sea comercial, no se limita a trasladar mercancías sino que tiene un impacto cultural. Con su flujo de personas permite la interacción y el intercambio de ideas entre diferentes civilizaciones. Se via

Mirar fuera, estar dentro

Desde el momento en que damos nuestros primeros pasos nos convertimos en seres con ansias de mirar, explorar y conocer. Los seres humanos desde nuestros orígenes hemos demostrado que tenemos la necesidad de ir un poco más allá, de ver lo que no se ve de un vistazo. Esta necesidad está en lo más profundo de nuestro cerebro. Miramos siempre, a lo grande, a lo pequeño, a lo cercano, a lo lejano, al exterior y al interior.      Estas miradas  nos han permitido alcanzar el conocimiento de lo que nos rodea, darnos una posición en el Mundo, en el Universo, y soñar con otros mundos por explorar. Sin embargo, nuestra propia condición de seres humanos nos impide alcanzar todos nuestros sueños de exploración si no contamos con instrumentos que lo faciliten.       En la historia hay dos herramientas que han posibilitado que ampliemos nuestro pequeño mundo hasta límites que son cada vez más amplios: el astrolabio y el telescopio . Aunque nunca se nos tiene que olvidar que ampliar lo que conocemos

Atados al tiempo

Somos esclavos del calendario y del reloj, al menos, durante nuestra vida laboral. Tenemos la vida adaptada al tiempo ya que estamos obligados a cumplir horarios, a apuntar citas en fechas concretas y, en especial, a mirar cuándo el calendario nos traerá un día de fiesta.     En la actualidad, en Occidente nos regimos por el calendario gregoriano , un sistema de división que fue promovido por el Papa Gregorio XIII y que se implantó en 1582. Durante el periodo anterior se usaba el calendario juliano , creado por los astrónomos a las ordenes de Julio Cesar.     Los calendarios, en definitiva, son formas de medir el transcurso del tiempo, aunque no se limitan a un contenido meramente temporal puesto que están relacionados tanto con la ciencia como con las costumbres y necesidades sociales.      ¿Puede una forma de medir el tiempo o distribuirlo ser un autentico fracaso? Sí, por supuesto. Al Calendario Revolucionario le ocurrió.     T ras la Revolución Francesa la Convención Nacional  quis

May the ´Darth´ side of the Science be with you.