El pasado 1 de abril me acerqué a Bidebarrieta Kulturgune con dos objetivos principales. El primero de ellos darle un abrazo a Joaquín Sevilla y el segundo escuchar lo que él y Juan Ignacio Pérez tenían que contar sobre los males que afectan a la ciencia.
Fui con mucha curiosidad por saber qué le pasa a nuestra ciencia y salí con mucha más curiosidad que con la que había entrado. La presentación fue muy amena y muy ilustrativa, contaron lo necesario para dar unas pinceladas de lo que habían ido descubriendo a lo largo de los años, de lo que habían identificado y de lo que habían escrito. Podéis encontrar el video de la presentación aquí.
Juan Ignacio Pérez es catedrático de Fisiología en la Universidad del País Vasco además de una persona, desde mi punto de vista, con una gran erudición y con un amplio conocimiento de nuestra sociedad. Sus participaciones en Radio Popular de Bilbao son siempre, o casi siempre, acertadas y dejan claro que es un gran conocedor de la actualidad y un buen analista. Os recomiendo que leáis sus conjeturas .
Joaquín Sevilla es físico, catedrático de Tecnología electrónica en la Universidad Pública de Navarra y he tenido la inmensa fortuna de que sea mi profesor en dos materias del Master de Cultura Científica. La forma en la que transmite lo que sabe y quiere que el resto sepamos, es excelente. Consigue que te carcoma la curiosidad y que no te quede más remedio que buscar lo que esconden detrás las cosas más cotidianas. Si queréis saber de lo que hablo os recomiendo que pinchéis aquí.
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Los males de la ciencia de Juan Ignacio Pérez y Joaquín Sevilla Editado por Next Door Publisher Dicen que la ignorancia es la madre del atrevimiento y aquí estoy para demostrarlo. He leído muchos libros a lo largo de mi vida, siempre los he comentado con quien los había leído o con quien buscaba algo para leer. Hoy, por primera vez, me atrevo a hacer una reseña de un libro. Mis disculpas a los autores por adelantado, pero ya os anticipo que el libro es fantástico. |
La ciencia refleja lo que la sociedad es y, por supuesto, sus males. No somos una sociedad perfecta. Somos egoístas, tenemos sesgos y montones de prejuicios. La ciencia, aunque en sí misma no posee estos rasgos, tan pronto como entra en contacto con nosotros y se convierte en una producción humana, absorbe nuestros pecados.
No se libra de ninguna de las características que tiene nuestra sociedad, búsqueda de éxito con rapidez, intereses económicos, bucles burocráticos infinitos, exceso de meritocracia, etc. De estos aspectos son de los que Juan Ignacio Pérez y Joaquín Sevilla escriben en Los males de la ciencia (Nextdoor, 2022) . Lo cuentan con detalle, sin ocultar nada pero sin maldad y sin ensañamiento.
Se trata de una visión absolutamente humana de la ciencia, cuestiones éticas, abusos de poder, premios Nobel apoyando pseudociencias, algún crítico al escaso papel de las mujeres en la ciencia que no menciona a sus colaboradoras y de algunas Matildas y Mateos. Situaciones que provocan que, en ocasiones, sintamos que la ciencia no se encuentra bien de salud, que si no la cuidamos puede provocar que se perciba como algo poco útil, no válido para todo el mundo o como algo ajeno. Cuanto más enferma se perciba, más riesgo tiene de ser atacada por corrientes de pensamiento peligrosas que, sin darnos cuenta, nos pueden llevar a futuros que no deseamos. Hay que fortalecer la ciencia y, tal vez, la mejor vía sea mejorando y cuidando nuestra sociedad.
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Los males de la ciencia de Juan Ignacio Pérez y Joaquín Sevilla Next Door Publishers |
La idea que me ha trasmitido el libro es que la ciencia en sí misma no está enferma. Sin embargo, la producción científica está gestionada por humanos y una de las características que nos define es la subjetividad. Nadie está libre de pecado. Somos quienes somos. Mantener distancia y ser objetivos y, sea cuál sea el ámbito en el que nos movemos, dejar de lado quiénes somos es una tarea compleja.
Afortunadamente, la ciencia no vive aislada. Cada vez es más colaborativa y actualmente cuenta con más seguidores que hace un siglo. El acceso a proyectos, investigaciones y resultados es cada vez más sencillo. Es más cercana a lo humano y, precisamente, esta proximidad es la que provoca que esté enferma.
En nuestro mundo global todo influye en todo, aislarse es complicado. Ser objetivo, más. Así que nos encontramos una ciencia influida por modas, intereses económicos, racismo, homofobia, machismo, aspectos que están presentes en la sociedad actual.
Juan Ignacio Pérez y Joaquín Sevilla hacen un análisis de todos estos aspectos que influyen de forma negativa en la ciencia. No se trata de un libro científico. Desde mi punto de vista, es un libro absolutamente humano, donde quedan reflejados todos y cada uno de los matices que nuestra influencia como humanos subjetivos, con intereses propios, prejuicios y egoísmo lleva a malas prácticas en la producción científica.
Os animo a que leáis lo que los males de la ciencia encierra, una biopsia a la ciencia que quizás está enferma pero cuyos males no son incurables. Interesante, bien estructurado, comprensible y, por supuesto, con una visión positiva. La ciencia se puede recuperar y eso queda en nuestras manos. Hay algunos remedios pero, si queréis conocerlos, tendréis que leer este diagnóstico diferencial que han hecho Juan Ignacio Pérez y Joaquín Sevilla de los males que afectan a la ciencia y, por extensión, que aquejan a nuestra sociedad.
Disfrutad con la lectura.
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