Hace un par de días que llegué a casa y encontré que algo había pasado con mi sistema de alarma. No, no me habían robado y todo estaba en su sitio. Fue al salir al jardín cuando vi a mis vecinos junto a un par de desconocidos. En total seis personas desmadejadas en el césped. La impresión que me dio es que habían caído fulminados. Todos sin excepción estaban inconscientes.
Llamé al servicio de atención médica y mandaron tres ambulancias. En muy poco tiempo les reanimaron y, según la información que nos dieron, el desmayo no se debía a ningún problema de salud. Nunca habían visto nada parecido.
Mi vecino me describió con pelos y señales lo que había ocurrido. A Ion se le había escapado el balón y, como en la mayoría de las ocasiones, había caído en mi jardín. La costumbre es que Ion saltara a cogerlo. Siempre que lo hacía se acercaba a la ventana del salón, tocaba en el cristal y me saludaba.
Ese día Ion no se había saltado ninguno de los pasos que tenía la costumbre de hacer. Pasaban los minutos y, al ver que no volvía del jardín, su madre se acercó a buscarle. Ella también saltó y se encontró con Ion en el suelo. Al acercarse a él, ella también perdió el conocimiento. El mismo proceso ocurrió cuando el resto de la familia y sus dos amigos se acercaron a ver qué pasaba. Al parecer habían pasado un par de horas entre el momento que a Ion se le escapó el balón y mi llegada a casa. El resto ya lo conocéis.
Me sentí fatal por lo que había pasado así que llamé a la empresa de seguridad que me había instalado el sistema de alarma. Si tengo que decir la verdad, el sistema de seguridad solo está puesto para proteger a mi suegro. De vez en cuando si yo tengo algún viaje largo, mi suegro viene y se queda los días que yo no estoy disfrutando del jardín y de la casa.
En su día me habían informado de que el sistema estaba preparado para producir una descarga eléctrica a cualquiera que se aproximara. Sin embargo, en vista de que Ion saltaba siempre, les había pedido que incorporaran las fotos de mis vecinos en el sistema de reconocimiento facial. Cuando les conté lo ocurrido, me dijeron que su sistema era más sofisticado que un mero reconocimiento facial.
Según el encargado de la empresa, su sistema funciona utilizando inteligencia artificial, de tal forma que se va adaptando a lo que capta en el interior de la casa. La IA se fija en el entorno y en las cosas que nos perturban y, además, cuenta con los dispositivos necesarios para modificar cualquiera que nos produzca miedo o nos altere. Me pusieron el ejemplo de los pájaros o los gatos. Si la IA detecta que a mí me alteran los maullidos de un gato, automáticamente pone en marcha un sistema de ultrasonidos que evita que cualquier gato se acerque a mi jardín.
La verdad es que el sistema es estupendo, pero seguía sin encajarme qué pintaban en esto mis vecinos dado que la IA ya contaba con su reconocimiento previo. Los técnicos no pudieron darme más información. Ellos dotan a la IA de las herramientas necesarias pero el sistema aprende por sí mismo y no existe un registro de los datos que recoge.
Con la información que me dieron lo único que podía hacer era desconectar el sistema. Lo verdad es que preferiría un robo a que mis vecinos sufrieran de nuevo. Camino a casa, en uno de esos momentos que se te enciende la bombilla, pensé en mi suegro.
Se había ido de mi casa hacía tan solo unos días. Mi último viaje había durado tres semanas y él había estado solo en casa todo ese tiempo. Pensé en mi suegro, ya mayor, más miedoso que yo…le imaginé viendo de la mañana a la noche programas de televisión sensacionalistas que tratan de asaltos a viviendas, de ocupas, de racismo y homofobia. Le veía de forma absolutamente clara diciendo barbaridades en voz alta mientras gritaba a la televisión…lo tuve claro.
Durante los días que mi suegro estuvo en casa, la IA se había alimentado de todos sus miedos, los había analizado y, sin más datos que la información que mi suegro se había esmerado en gritarle a la televisión, la IA había decidido por él. Mis vecinos proceden de otro país, hablan entre ellos una lengua diferente y el fatídico día habían invitado a un par de amigos para celebrar el cumpleaños de Ion. Cuando a Ion se le escapó, el balón su padre se dirigió a él en su lengua materna. La secuencia de los hechos estaba clara. Mi suegro y sus miedos habían educado y alimentado a la IA con muchísima información falsa y sesgada. A mis vecinos la IA los electrocutó siguiendo los sesgos de mi suegro.
He tomado la decisión de eliminar el sistema de seguridad de casa porque como oiga lo que pienso de mi suegro ahora mismo, la próxima vez que entre en casa lo fríe vivo.
De las armas se dice que las carga el diablo…a mi IA, los malos pensamientos.
Microrrelato creado como colaboración para #Polivulgadores de https://cafehypatia.wordpress.com/ con el tema #PVsesgos
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