Para entender un poco mejor a qué me refiero os recomiendo ver este vídeo, El click de la cuestión, las mujeres hacemos ciencia, en el que Estefanía Prior y Jennifer Mayordomo nos hablan sobre la realidad de las mujeres científicas y de cómo el entorno y los prejuicios afectan a su credibilidad o a su capacidad.
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Dificultades (Stable Diffusion) |
El hecho de que las mujeres participemos de este sesgo, me lleva a pensar que de forma inconsciente en lo más profundo de nuestro pensamiento, independientemente de nuestro género, tenemos prejuicios muy arraigados que nos hacen creer que ser hombre es mejor que ser mujer. Supongo que está asociado con los roles que desempeñamos en el día a día y que tienen su origen en nuestra tradición cultural. Las mujeres percibimos que la vida de un hombre, al carecer de ciertos aspectos como la maternidad (en la que las mujeres estamos más involucradas), les hace acreedores de mejores condiciones o capacidad para desarrollar un trabajo o una investigación.
Esta percepción errónea supone que se perciba a una mujer como un ser más involucrado social y sentimentalmente y que de ello surja la idea de que posee una peor capacidad para desarrollar actividades relacionadas con la comprensión y la producción científicas.
La existencia de un pensamiento paternalista en la sociedad lleva a creer que las mujeres tenemos que ser dirigidas, organizadas y supervisadas por un hombre. Creo, o al menos me gustaría creer, que parte de estos pensamientos no son convicciones reales y que forman parte de nuestro pensamiento automático. Evidentemente para que esta situación se produzca, su origen debe ser nuestro acerbo cultural por lo que como sociedad y como individuos debemos abandonar creencias sobre las diferencias entre géneros que no tienen mayor fundamento que haber sido difundidas a lo largo de la historia.
Nuestra obligación es entender que nuestro cerebro es el órgano encargado de comprender, estudiar, analizar, exponer e investigar lo que nos rodea y, como bien apuntan en el vídeo, no existen diferencias significativas entre los cerebros en relación al género. Así que si mi cerebro funciona independientemente de mi género, ¿por qué nos centramos en el género de las personas para valorar el desempeño científico?
Somos lo que somos porque vivimos en sociedad y, tal y como señalan en el vídeo, hay ciertos aspectos que nos vienen dados por el entorno. Tal vez deberíamos cambiar la sociedad para que entienda que existen cerebros distintos, de hecho un mosaico de ellos, pero que en ningún caso el género, la etnia o los gustos personales con los que se identifique una persona lo hacen más o menos válido para desarrollar una tarea científica.
Referencias:
El click de la cuestión, las mujeres hacemos ciencia
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