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Estudiar la historia en América Latina

Estudiar la historia, global o local, no siempre es fácil. En ocasiones los diferentes movimientos historiográficos pueden generar que tanto lugares, como actores o narrativas, queden relegados a un segundo plano o incluso olvidados. Para tener en cuenta todos ellos en la historia de la ciencia en América Latina, os dejo un repaso de los diferentes movimientos que han surgido desde principios del siglo XX hasta la actualidad. 

América del Sur (Stable Diffusion)

    A principios del siglo XX los historiadores de la ciencia, entre ellos los europeos y los americanos del norte, consideraron que a la hora de escribir el origen de la ciencia, éste debía hacerse partiendo de Occidente, en especial de los países europeos. Este punto de partida era una visión eurocentrista que implicaba que fuera de este área la ciencia sólo podía ser recibida, nunca creada. Este concepto de ciencia surgida desde Europa dio lugar a que no se revelaran ciertas informaciones o a que se modificaran para que el relato de la ciencia tuviera como único origen el viejo continente. Es una visión que produce la sensación de que el resto del mundo debía rendir pleitesía a Europa y a su ciencia. Uno de los artículos más influyentes en esta dirección es el de George Basalla, cuyo título “La difusión de la ciencia occidental” ya nos indica cuál es la idea principal de este movimiento.
    La publicación de este estudio generó que muchos historiadores supusieran que la ciencia se creó en estos centros europeos y que, posteriormente, se difundió
 a otras geografías. Es el denominado difusionismo que consistía en estudiar cómo había recibido cualquier lugar geográfico la ciencia generada en Europa. No se daba importancia al lugar, simplemente el interés estaba en cómo se había generado ese conocimiento y cómo había llegado a las distintas geografías. Se trataba de comprender cómo los elementos culturales y científicos son adaptados y se expanden más allá de la cultura de origen. En el caso de América Latina tiene únicamente en cuenta cómo ha adaptado lo que procedía de Europa sin tener en cuenta sus aportaciones propias, ya fueran de instituciones o de individuos.  
    Posteriormente un grupo de historiadores de la ciencia latinoamericanos se centró en el estudio del surgimiento de las instituciones científicas en distintos países de América Latina. El enfoque era el de ciencia nacional, de tal forma que cualquier cosa que no perteneciera a este ámbito no era considerada. Este modelo forma parte de las publicaciones de los años 80 del siglo XX. 
    Desde hace aproximadamente 25 años los movimientos historiográficos se han centrado en la existencia de una dicotomía que conforma una estructura entre el centro y la periferia. Esto ha dado lugar a una producción en la que se consideran tanto las geografías como las relaciones entre ellas. Se establece una diferencia entre centro y periferia que parte de un modelo de estructuras productivas distintas, de tal forma que el centro se caracteriza por una estructura diversificada y homogénea y, por su parte, la periferia posee una estructura simple y heterogénea. En el centro se genera el progreso, con lo que se beneficia de lo creado y la periferia está supeditada a los avances del primero pero sólo obtiene ventaja de ellos cuando el centro lo considera oportuno.

    Esta diferencia entre centro y periferia ha derivado en una nueva visión que, en los últimos años, ha puesto el énfasis en distinguir lo local y lo global. La forma de comprender de esta historiografía se basa en el tiempo y en el espacio y, dado que su interés está en el movimiento, han aparecido nuevos actores y lugares que en otros momentos no han sido visibles. Esta perspectiva permite diferenciar mejor cómo los conocimientos se mueven y, en ocasiones, lo local y lo limitado de forma geográfica puede afectar a lo global. Esta nueva compresión permite centrarse en pequeños detalles que, en muchas ocasiones, el eurocentrismo había obviado.
    Los diferentes enfoques y su evolución han dado lugar a que la compresión de la historia de la ciencia se base en relaciones y es posible que este enfoque permita comprender mejor cómo se ha generado la ciencia en América Latina.
 
Referencias:
Apuntes de Gisela Mateos González para el Máster de Cultura Científica de la UPNA

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