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Posturas

Si queremos hablar de posturas en filosofía de la ciencia debemos mencionar a Susan Haack. Y ¿quién es Susan Haack? Es una profesora de filosofía y derecho que se preocupa por las posiciones extremas que surgen en la filosofía de la ciencia. Se muestra crítica con estas posiciones, ya que las considera erróneas. Los extremos a los que se refiere son por un lado, el cientismo y en el polo opuesto lo que denomina nuevo cinismo.

    Para Haack afirmar que en la investigación científica intervienen factores ajenos a ella es correcto, pero de ello no se puede concluir que la ciencia sea una empresa irracional, que no aporta conocimiento y que está guiada por intereses externos a ella.


Mujer leyendo (Stable Diffusion)

    En su artículo “Esperando una Respuesta: El desordenado proceso de buscar la verdad”, toma posición en el debate sobre los valores epistémicos, en especial frente a aquellos que defienden la existencia de una perspectiva femenina en el razonamiento, la lógica, el método y la verdad científica. Su argumentación parte de señalar que muchas críticas feministas de la ciencia, en el fondo expresan que la filosofía está interesada en que los resultados sean "políticamente correctos" y no en la búsqueda de la verdad.
    Considera que dentro del feminismo hay una corriente, “nuevo cinismo”, al que concibe como un modelo relativista y frente al cual se sitúa. Este nuevo modelo se asienta sobre la base de que los valores no epistémicos son la clave del conocimiento. Haack no es purista en lo que a los valores se refiere, sin embargo sí pone el foco en los valores epistémicos y se aleja de la postura de esta corriente.

    Ambas posiciones, la cientista y la cínica, no le gustan, lo que le lleva a criticarlas. Una de sus críticas es hacia Sandra Harding, una de las creadoras de la epistemología feminista y cuya visión es antagónica a la que defiende Haack.

    Harding considera que, a pesar de que se sigan las reglas de los métodos de investigación, la objetividad no se alcanza debido a que no se analiza el contexto del descubrimiento y, por lo tanto, no se contemplan los intereses, deseos o valores que han dado contexto al descubrimiento. Para Harding la ciencia está elaborada por un sujeto que, en occidente, es un grupo de hombres que con su punto de vista masculino hacen que la ciencia pierda la objetividad que podría alcanzar. La homogeneidad de este grupo deja fuera el punto de vista de los grupos marginados lo que creará problemas en la busqueda de la objetividad de la ciencia

    Entre ambas posiciones, la de Haack y la de Harding, hay interpretaciones intermedias como la de Helen Longino. Ésta defiende la importancia de los valores, a lo que añade que las interacciones sociales también son relevantes en la producción científica. En su opinión es mejor que exista una pluralidad de hipótesis que sean compatibles con la evidencia. Esto deriva en una democratización de la ciencia. Este proceso supondrá una mayor confrontación entre diversas ideas que enriquecerán y activarán la rueda del conocimiento. Así surgirán más virtudes epistémicas que lograrán una mejor ciencia. Para su consecución, la perspectiva de género y la de aquellos que no han formado parte de la ciencia, se hacen fundamentales. De esa forma los sesgos de género en la ciencia se harán visibles y mejorará la calidad de la producción científica. 

     Longino argumenta que la objetividad de la ciencia se alcanzará cuando ésta se someta al escrutinio de colectivos con valores diferentes, lo que apoya la idea de que la diversidad es la base de una buena ciencia alejada de estereotipos y prejuicios.

    Haack, contraria a Longino, argumenta que se subrayan en exceso los valores no epistémicos cuando lo relevante para la elaboración cientifíca son precisamente éstos, que la dotan de verdad y, aunque influidos por la sociedad, no desvirtúan la ciencia.

    En el artículo Haack reflexiona sobre si la ciencia es una impostura, sobre si los científicos se mueven por prestigio o si todo conocimiento está condicionado por el género, la clase y la etnia. Desde su punto de vista, afirma que la relevancia es la verdad de las conclusiones y, sin esa verdad, no hay conocimiento real.

    Además añade que la verdad no es relativa a las diversas perspectivas. La verdad va más allá del género, la raza, la religión o cualquier otro criterio que no esté directamente relacionado con los valores que se esperan de la ciencia. Haack se preocupa por la búsqueda de la verdad frente a aquellos para los que el conocimiento es válido aunque aparente.  

    A estos grupos Haack los denomina nueva linea ortodoxa, en concreto se refiere a los feministas y multiculturalistas. Su crítica va enfocada a lo que ella considera una creencia errónea por parte de estos modelos. Le preocupa la idea de que estos movimientos consideren que los ideales de investigar honestamente para hallar la verdad oculten otros valores más propios del poder político. Lanza una dura ofensiva a favor de los valores propios de la ciencia. En realidad, el artículo dicho en lenguaje llano, no deja títere con cabeza.


Mujer leyendo II (Stable Diffusion)

    Estas corrientes de pensamiento asentadas en la defensa del género y la raza, en su opinión, atacan a aquellos que buscan la esencia de verdad. Por este motivo dice que ella es señalada como una conformista ya que se encuentra entre los que buscan esa esencia. A este criterio que la clasifica como conformista, lo denomina menosprecio condescendiente.

    Para Haack el nuevo cinismo confunde lo que es verdadero con lo que se acepta que puede pasar por verdadero. Esta confusión les conduce a la conclusión de que conceptos como verdad, hechos y evidencia son fraudes lógicos.

    Para dejar clara su postura, y a pesar de no negar la influencia de los valores no epistémicos en el proceso científico, explica que los sentimientos de las personas pueden ser vulnerados mientras se busca la verdad, que existe la posibilidad de que algunas evidencias sean confusas y que lleven a aceptar falsedades nocivas. Añade que si no es posible descubrir cómo son las cosas realmente, los estereotipos y prejuicios tampoco pueden ser probados como ciertos y, sin esa certeza, no hay forma de superarlos. 

    Expone que para lograr resultados, la ciencia debe recurrir a formulaciones imaginativas pero no imaginarias, por lo que serán las pruebas las que permitan evaluar dichas conjeturas. En ningún caso se trata de ficciones por lo que la búsqueda de la verdad está garantizada en el proceso. Son precisamente estos mecanismos los que abren las vías a otras líneas de investigación y a una ampliación del conocimiento en forma de racimo. Con esta argumentación Haack quiere alejar la influencia de los valores no epistémicos defendidos por los grupos a los que critica de la producción científica. Sin embargo por tratarse de un proceso colaborativo, estará en muchas ocasiones guiado por las motivaciones de los grupos. Considero que es en este momento cuando esa interacción da lugar a la aparición de los intereses personales, los grupales y, por supuesto, los sociales.

    No voy a suponer que una teoría científica sea un constructo social, pero sí creo que las teorías científicas forman un conglomerado enraizado en la sociedad que por mera influencia están afectadas de lo que en el entorno social acontece. Haack, sin embargo, dice que en esta interacción lo único que puede suceder es que se encamine hacia lo bien o lo mal que se esté realizando el trabajo científico. En mi opinión, Haack se olvida de que el contexto donde se procede a la producción científica influye en lo que la ciencia o los científicos deciden abordar. No podemos olvidarnos, por ejemplo, de la financiación. Este es uno de los puntos clave y, precisamente por depender de instituciones, la influencia de lo que la sociedad demanda, desea o refleja, será decisiva. 

    La investigación tiene un propósito, la época de los científicos investigando de manera aislada y con el único fin del conocimiento en sí mismo, ya ha pasado. La interacción y la colaboración actual de la ciencia hacen imposible el estudio aislado y alejado de lo social por lo que, aunque entiendo que Haack antepone la búsqueda de la verdad como único objetivo del conocimiento, la estructura social actual no lo permite. No se trata de afirmar que la ciencia busca negocio, sino que el negocio, en ocasiones, puede perseguir a la ciencia.

    Para Haack, aunque exista la posibilidad de fallo en la formulación de hipótesis en el caso de estar basada en una creencia errónea, se descartará en el propio proceso. Se encargarán de eliminarla la búsqueda de los valores de verdad, la falibilidad y la consistencia. Desde mi punto de vista se olvida de que ciertos elementos relativos a prejuicios o estereotipos están arraigados en la sociedad de tal forma que el propio proceso científico los tiene interiorizados. No considera que, en muchas ocasiones debido a estos elementos, la sociedad y, por extensión, la ciencia impiden que se puedan llegar a formular hipótesis. Por ejemplo, cuando hablamos de las mujeres, no es necesario que el proceso científico llegue a invalidar una premisa cuando, en ocasiones, ni siquiera se ha podido llegar a formular.  

    Entre tanta crítica a posiciones distantes de la suya, también ataca a Ruth Bleier. El objetivo de Bleiner era corregir las influencias y distorsiones que el patriarcado había usado para no tener en cuenta las aportaciones de las mujeres, en especial, en la biología. Para Bleier muchos de los estudios sobre las diferencias cerebrales entre hombres y mujeres están realizados con métodos sin rigor o se basan en interpretaciones sin ningún fundamento amparadas bajo una ideología errónea.

    Haack, enrocada en su posición, aduce que si esto es válido para los estudios sesgados en biología, también debe de ser válido para los estudios que parten de la perspectiva de género y, por lo tanto, la argumentación de Bleier es infundada. Entiendo que lo quiere decir es que lo que suponemos válido y criticable para unos, lo debe ser para los otros. De tal modo que si existe menosprecio condescendiente, éste se halla en todos los lados. Todo admite duda y todo puede ser criticable desde cualquier otro punto de vista.

    Creo que lo que pretende Haack es advertirnos de que analizar la producción científica de todos desde todos, llevará a un escepticismo incoherente, sin base alguna y delimitado por la ideología de los distintos grupos, lo que daría lugar a una ciencia inválida.

    En ocasiones anteriores he comentado que la ciencia está hecha por personas, y éstas, al igual que el resto, viven inmersos en la realidad social que les rodea y, aunque no podamos decir que esa realidad es la única que decide y estructura la búsqueda de problemas o investigaciones, sí es indudable que juega un papel importante en el proceso.

    La discusión se halla en el punto en el cual los seguidores del menosprecio condescendiente niegan que únicamente existan valores epistémicos y, sin embargo, se amparan en querer que los valores no epistémicos pertenecientes a su grupo o colectivo sean superiores a los del resto. No sé si podemos hablar de una contradicción implícita en el hecho de que la lógica usada para la crítica sea la misma de la que se acusa a los criticados.

    Si hablamos de la influencia de la sociedad tenemos que considerar las perspectivas de género, movimiento al que Haack ataca con el argumento de que en sus inicios buscaban la igualdad  pero que en su evolución ha puesto el foco en la exigencia de la forma de conocer de las mujeres.

    No niega que la confianza excesiva en lo que uno cree ha podido estar a veces del lado del sexismo y del racismo. Para evitarlo Haack argumenta que debemos estar atentos a lo que el proceso dice y cambiar de concepto si los valores epistémicos no logran que esas premisas tengan la entidad suficiente como para ser verdad. En su búsqueda es posible que las evidencias incompletas nos confundan y nos inclinen a aceptar falsedades o hallemos algunas verdades que no sean agradables, pero sin la opción de descubrir cómo son las cosas, tampoco podremos descubrir si existen estereotipos sexistas o racistas.


Mujer leyendo III (Stable Diffusion)

    Mi impresión es que Haack es una gran defensora de su posición y, a pesar de que sabe que hay influencia de los valores no epistémicos, su defensa se basa en la crítica y no aporta alternativas. ¿Cómo debería ser la nueva ciencia para que esos valores epistémicos, aun sabiendo que son los que deben primar, admitan cierta influencia de los no epistémicos sin que éstos los perviertan? ¿Qué debería cambiar la ciencia en su método o sus formas y la sociedad en sus creencias? ¿Para hacer una ciencia universal y verdadera la sociedad, debería ser universal y sin distinción de ningún tipo entre raza o género?

    Son cuestiones difíciles de responder. La influencia de los valores grupales y personales siempre surgirán. La ciencia debería estar un poco por encima de la sociedad y, a pesar de estar en continua relación, podría tener un proceso claro en el que los valores no deseables, que influyen de forma negativa en la consecución de la verdad, estén controlados dentro del propio método. Aún así, nadie puede negar que la investigación en cuanto que se origina en interés o la curiosidad de una persona o un grupo va a estar siempre influida por lo que sea relevante para ellos. Tal vez para lograr una ciencia universal libre de prejuicios deberíamos empezar a cambiar nuestra sociedad. 

    Creo que Haack idealiza la ciencia al querer desvincularla por completo de la relación directa que tiene con quienes la hacen y con la sociedad. Entiendo que con sus críticas pretende hacer hincapié en la necesidad de centrarse en los valores que hacen de la ciencia un área de búsqueda de la verdad. Para ello la medida de la validez debe proceder de los valores epistémicos, sin embargo  considero que es imposible hacer una separación real que pueda dar buen fruto. 

    Somos lo que somos a nivel personal y social por vivir en una sociedad en la que los valores predominantes no son la universalidad y la tolerancia. Lo que sí entiendo es que cada uno de nosotros en nuestro pequeño ámbito nos creemos poseedores de certezas absolutas y Haack, en el suyo, también lo cree. Al final todos pecamos de aquello que criticamos y que no creemos hacer.

 




                                      
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