Ir al contenido principal

Jade

El movimiento de los objetos nos puede proporcionar un mapa de cómo se difunde el conocimiento a la hora de escribir la historia de la ciencia en América Latina y nos permite desvelar cómo se construyen las redes de ese conocimiento. Precisamente éste es el trabajo que ha realizado la historiadora de la ciencia Miruna Achim siguiendo el movimiento del jade.

   En el vídeo El aliento de las piedras verdes, Miruna Achim nos presenta un análisis historiográfico del intercambio que tuvo lugar entre América y el resto del mundo en el periodo en el que los territorios de América Latina estaban bajo el dominio de la Corona Española. Para comprender este proceso utiliza la piedra de jade como hilo conductor. 

    En muchas ocasiones no somos capaces de percibir el valor de los objetos, eso se debe a que no los entendemos. Sólo a través del conocimiento de los objetos y desde la comprensión local de los mismos podemos valorarlos y asimilarlos. Se necesita una traducción del objeto para que cobre sentido en nuestra realidad. 


Piedra de jade

    Miruna Achim con el jade nos hace entender que el conocimiento y el valor de algunos objetos tiene que considerarse más allá de lo que en nuestro propio entorno signifiquen y, para poder hacerlo, debemos asumir ciertos saberes locales. Con este objetivo distintos elementos en lugares distintos, como fotografías de objetos elaborados con jade o manuscritos, que nos permiten seguir el proceso. 

    Los extranjeros llegaron a América buscando oro y piedras preciosas que en su entorno eran bienes muy preciados y con gran valor. Por su parte, los nativos les ofrecían jade como incentivo para su marcha. Sin embargo éste no tenía valor para los colonizadores y era rechazado, hecho que pone en evidencia el desconocimiento que tenían de la cultura local. 

    En un principio el jade fue tomado por una piedra curativa. Desde el punto de vista occidental, si los nativos que no apreciaban el oro lo ofrecían como regalo, no debía tener mucho valor. Este hecho demuestra el desconocimiento por parte de los colonizadores de los saberes locales

.


Imagen del artículo: El jade en arqueología mexicana

    Posteriormente el jade deja de considerarse un elemento medicinal y pasa a ser un objeto de valor, lo que supuso un acercamiento a la visión local del objeto, es decir, que pasa a formar parte de la cultura occidental. Para que este paso fuera posible el jade fue analizado, comprendido y traducido, de esa forma pasó a tener sentido como objeto valioso.

    Para que un objeto procedente de otra cultura sea comprendido y asimilado tiene que darse un proceso de mediación. Miruna Achim utiliza dos ejemplos para entender cómo fue este proceso en el caso del jade; el Códice Florentino y la denominación como piedra de “ijada”. En nuestra sociedad es muy común creer que el jade procede de China, sin embargo, su nombre actual procede de “piedra de ijada” que era el nombre que se le daba en el siglo XVI y que hacía referencia a sus supuestos poderes curativos.


Códice Florentino imagen de Sailko

    Se entiende que ambos, el códice y la “piedra de ijada”,  son “lugares de mediación”, no como espacios sino como un punto de encuentro entre culturas donde lo nuevo se modifica o se adapta y pasa a ser aceptado por la cultura receptora. En el caso de la piedra “ijada” nos encontramos que el jade recibe un nombre y de esta forma ya puede ser conocido, entendido y se puede describir. Con el Códice Florentino nos encontramos un texto en el que se dan a conocer las indagaciones directas que hizo Bernardino de Sahagún en México. Consiste en una recopilación que aporta conocimiento sobre los saberes locales.


Bernardino de Sahagún (dominio común)


    Estos procesos de mediación y comunicación suponen que el conocimiento de la historia de la ciencia se basa en un diálogo entre culturas donde cada una aporta sus saberes. Todas las partes implicadas exponen sus formas de comprender el mundo y es en esa relación en donde surge el diálogo entre culturas, la compresión y la asimilación.

    Desde el acercamiento a lo distinto se logra que los saberes locales se incorporen a los propios y se reconoce la existencia de un conocimiento previo y diferente. La necesidad de nombrar y analizar para poder comprender implica dialogar con aquellos que ya tienen incorporado y conocen aquello que se presenta a otra cultura como nuevo.

    En el caso del jade, la incorporación a la cultura occidental no se hace desde una nueva realidad y un nuevo contexto cultural, sino que se realiza a través del conocimiento local, la interpretación del objeto y sus usos. Este proceso entrelaza el saber de distintas culturas y nos permite entender cómo se trasmite, se modifica y se adapta para pasar a formar parte de otra cultura y de su forma de ver el mundo sin negar la existencia de otros saberes.


Referencias:

El jade en Mesoamérica

El aliento de las piedras verdes


 This work © 2023 by darthscience666 is licensed under 


 

 

 

Comentarios

Lo más visto

Divergencia de opiniones

Lo que más ha gustado

Divergencia de opiniones

  En cualquier lugar - ¿Has visto? Xilú es especial, apenas tiene un año y ya te mira como si se fuera a arrancar a hablar y darte un discurso. Me maravilla, desde que nació noto que tiene algo distinto. - Si tú lo dices. Es un bebé, yo no veo nada especial.  - ¡Tú no eres madre y no lo entiendes! - Será eso. Un año después - ¿Has visto? Cuando el resto llora, Xilú calla. Es muy especial, se mueve con calma y su primera palabra ha sido: música. Le encanta oír música.  - ¡Qué bien! Es muy bueno que le guste la música, pero que no llore cuando lo hace el resto... - Eso es porque ha madurado antes que el resto.  - Claro, claro.  Otro año después - ¿Has visto? Xilú es especial, habla lo justo, se sienta a ver la televisión y puede ver un programa de debate sin hablar, alerta y en silencio. A veces creo que está reflexionando sobre lo que dicen. Pone una cara muy graciosa cuando lo hace. - ¿No crees que eso es poco frecuente? Sólo tiene tres años.  - ¡No es raro, es especial! - Vale, vale.

Flores negras

Iba a ser un día especial. En su llamada captó la promesa de una noche inolvidable.  El suave susurro de su voz rozando sus tímpanos lo dejó claro. Era un roce sonoro lleno de expectativas, deleite, dulzura y con la promesa de recrearse en el roce de sus pieles.      La mañana fue un continuo ir y venir, pero improductiva. Varios encontronazos con colegas, pequeñas frases sin relevancia que rozaban la estupidez y arañaban sus ideas. Esos roces siempre eran molestos.      Rozando las seis se preparó para irse. Quería llegar cuanto antes. Se cambió de calzado. No iba a perder el tiempo en el autobús, no. ¡Gente rozándote por todos lados! Volvería andando.      No tardó mucho en darse cuenta de que, por evitar algunos roces, había sufrido otros. Las malditas zapatillas no eran adecuadas y el roce provocó un par de heridas. En fin, ya estaba hecho. No dejó de caminar.      Antes de rozar el llavero, la puerta se abrió. La bienvenida a casa consistió en un leve roce en los labios, una p

May the ´Darth´ side of the Science be with you.