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Atada

Me acaban de gritar para que me levante: “Mari, mueve el culo que llega otro que hay que arrastrar”
    Otro día como una “ganapán”, ni nos miran por la calle, somos lo más bajo de toda la sociedad. No queda nadie que haga nuestro trabajo. Hace unos años estaba bien visto, ahora nos desprecian.
    Hago esto por esas dos hijas sin padre a las que tengo que alimentar. Me siento una anciana a pesar de tener 25 años, soy mayor lo sé, pero no tanto. El frio, la lluvia y la energía que no tengo me pesan mucho. 
    Saldremos adelante, es lo que me digo cuando tengo que tirar de la sirga para que el barco avance lento por la ría. Espero que mis hijas logren un futuro mucho mejor que el que me espera a mí.

Dora Salazarren 'Zirgariak' eskultura taldea. (Bilbo, 2021)
Imagen de Makeip en Wikimedia Commons



    Me gustaría que ellas no tuvieran que deslomarse para sobrevivir, quiero que estudien y que, en el futuro, sean alguien. Intentaré mandar a la mayor a aprender a coser y que se pueda ganar el pan sin agotarse. La pequeña es un terremoto, tal vez encuentre sitio en alguna fábrica. Lo importante es que sobrevivan a la miseria que nos rodea y que puedan ir por la calle con la cabeza bien alta.

    Lo harán, su ama1 estará ahí para recordárselo y para guiarlas en lo que pueda. Es ridículo, pero tengo un sueño. Sueño que, dentro de muchos años, alguien recordará nuestro trabajo, el de las sirgueras. Ahora con sobrevivir es suficiente.

 

 

madre en euskera


    Podéis leer sobre la sirgueras (Zirgariak) en el siguiente enlace:


https://www.yorokobu.es/sirgueras/



Microrrelato creado para colaborar con Divagacionistas con el tema  #relatosSobrevivir




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—¡Un sobre, un sobre! — grité cuando lo vi.      En alguna ocasión os he contado que, desde muy pequeña, quienes bien me quieren NO me han hecho llorar, al contrario, me han hecho disfrutar y han alentado mi curiosidad con regalos que me han permitido entender algunas de las maravillas que nos rodean…esqueletos, juegos de química, microscopios, muchísimos libros y algún que otro sobre.      El 6 de enero de 2019 me encontré con uno de estos sobres y dentro: un viaje a Ginebra para visitar el CERN . ¡Iba a ir al lugar donde cogen partículas, les dan una velocidad propia de Star Wars y las hacen chocar!      Os podéis imaginar la ilusión que me hizo ir donde se busca lo elemental, y cuando digo lo elemental, quiero decir aquello de lo que está constituido todo, y que ningún ojo puede ver, lo más pequeño de lo pequeño.      Tras los besos, los abrazos, las gracias y algún que otro grito de entusiasmo, la cabeza me iba a mil y me a...

Y….¿por qué?

Pues por tres razones simples: Star Wars, la ciencia y el mal. Está muy claro, ¿no?. No, seguramente  no, así que supongo que a los que estéis aquí os parecerá bien que me explique un poco más.     Star Wars, fue mi primer contacto con el espacio, las naves, Darth Vader, Leia y R2D2. Cada uno me aportó una cosa distinta. Salí del cine feliz. Tenía 4 años y desde entonces me han acompañado la fuerza y el lado oscuro de la fuerza. Sí, el lado oscuro también. No hay luz sin oscuridad.      La ciencia llegó más o menos por la misma época. Mi abuelo había sido marino y había recorrido medio mundo. Le encantaba la física, la astronomía, y los barcos. Lo primero que me enseñó fue cómo rotaba la Tierra alrededor del Sol. Y siempre me dejaba hacer experimentos, que normalmente ensuciaban, explotaban o quemaban. Nos divertíamos muchísimo.      Y esto enlaza con el mal, porque la verdad es que hacer explotar cosas creo que en todos provoca algún tip...

May the ´Darth´ side of the Science be with you.