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Cuestión de tamaño

Acababa de cometer un error, de los gordos, de esos que no dejan indiferente a nadie. Estaba preocupada y pensó que era el primer error en 20 años de grandes éxitos, pero era un error. Tenía que arreglarlo.
    Se lo advirtieron cuando empezó a trabajar: «cuidado con los errores que cometes. En este campo cualquier modificación puede desembocar en un apocalipsis global»
    20 años atrás había presentado su proyecto en el Instituto de Estudios de lo Inconcebible. Logró un gran éxito de crítica y público. Contaba con una trayectoria intachable de funcionamiento. Con el tiempo, gracias a las aportaciones de Sakura, el lugar pasó a llamarse Instituto de Expansión y Contracción Espacial de Washasha
   
Sakura en su laboratorio (Foto de archivo del año 2372)

    Desde que acabó sus estudios en 2371, Sakura se había dedicado a diseñar un sistema para contraer o expandir cualquier cosa. En su época de estudiante se había dado cuenta de que al abordar cualquiera de las tareas que se le planteaban, siempre se topaba con el mismo obstáculo, el tamaño.
    Sakura pensaba que, como humanos, tenemos un problema con nuestras dimensiones. Le encantaba la idea de ver el Universo como si fuera un conjunto al que observar en su totalidad, pero con nuestro tamaño y con los instrumentos con los que contábamos…imposible. 
    El inconveniente del tamaño se le presentaba también cuando intentaba analizar lo microscópico: células, virus, bacterias o un hongo. Demasiado pequeños para nuestro tamaño. Un microscopio era útil, pero insuficiente. Siempre quedaba algo que era demasiado pequeño como para verlo. 
    En su mente se imaginaba la posibilidad de hacer crecer un virus hasta un tamaño adecuado para observarlo a simple vista y que fuera tan grande que no pudiera unirse a nuestras células para contagiarnos. Analizarlo sería sencillo, de hecho, hasta el virus más letal resultaría inocuo con un gran tamaño.
    El obstáculo estaba identificado de forma clara: la diferencia de tamaño entre lo que somos y lo que nos rodea. Resultaba indiferente si eran células o estrellas, ya que o eran demasiado pequeñas o eran demasiado grandes para abordarlas y comprenderlas.
    Se encerró un año entero, y con mucho trabajo logró crear un instrumento de observación que adecuaba el tamaño de lo que se quería observar a la medida que las y los investigadores deseaban. Eso sí, sólo durante una hora. Y se había asegurado de que las contracciones y expansiones no modificaran el espacio-tiempo de los no observadores. Lo presentó en el Instituto de Estudios de lo Inconcebible, le dieron las riendas de todo y se produjo el cambio de nombre del instituto.
    En estos últimos años, su ConEx, que es como se llama el aparato, ha sido usado en todo el mundo para seguir investigando y mejorando la vida de los humanos. El aparato permite ver todo y, en algunos casos, manipular aquello que se observa. Por ejemplo, se puede expandir una célula tumoral hasta el tamaño de un balón y de esa forma ver cuáles son los errores que contiene. Al tener un tamaño más adecuado al nuestro, permite diseñar un fármaco específico para eliminarlas sin necesidad de dañar a las células sanas. 
    A lo largo de los años, Sakura, se había hecho con todos los galardones científicos que existen en el mundo. En la actualidad, los humanos vivimos mejor y la ciencia avanza que es una barbaridad. Una vez que se eliminó el obstáculo del tamaño, estudiar las leyes y el funcionamiento de la naturaleza, fue mucho más sencillo. Hasta hoy.


                                 Imagen de unas partículas microscópicas ampliadas con ConEx
    
    Sakura había llegado temprano al Instituto. Su primera parada, un café, como cada mañana. Todas sus investigaciones estaban en marcha y le apeteció hacer una de las cosas que más le gustan, aumentar un átomo de cualquier elemento y jugar un rato con los electrones. Le encantaba cuando los tenía alrededor y observar cómo se movían. 
    Feliz y contenta con los electrones alrededor, había cometido un grave error. No se había dado cuenta de que tenía el café en la mano y, mientras los electrones pululaban cerca, se le había caído un poco sobre uno de ellos. 
    En un primer momento creyó que la gota de café había resbalado, pero no. Se había producido una interacción entre el electrón y esa pequeña porción líquida de café caliente. De repente, un fogonazo y, al mirar de nuevo, el átomo se había modificado.
    Con mucho susto en el cuerpo, lo encerró en una urna y lo redujo a su tamaño original. Se acababa de saltar la primera norma del Instituto: “no se deben crear estructuras atómicas nuevas, ni modificar las existentes”. Precisamente esa norma la había puesto ella.
    Sakura sabía que el ConEx funcionaba muy bien pero que todavía existía un obstáculo en la ciencia: los humanos no tenemos una capacidad de comprensión absoluta. Cuando más sabemos, nuestra ignorancia se hace mayor y nadie comprende muy bien cómo funciona la materia. Y ¿si con su despiste había creado el cafesón? ¿Cómo interaccionaría con otros átomos? ¿Modificaría la estructura de la materia conocida? Si lo juntaba con una molécula de leche ¿obtendría cafetonio 
    No había vuelta atrás, así que pensó que empezaría a investigar una nueva disciplina que se llamaría Física de la Materia Cafeinada e intentaría crear un agujero “cafeconleche” supermasivo. ¡Quién sabe las posibilidades que iba a encontrar! 

ACLARACIÓN
    Lo que acabáis de leer es una más de mis majaderías. Hoy que tocaba hablar de obstáculos, he querido hacer referencia al tamaño, cuestión que por otra parte siempre está en boca de todes. 😉 
    Siempre he soñado con tener una imagen total de nuestro Universo, como si de un mapamundi se tratara y eso me ha llevado a pensar que, a la hora de investigar el tamaño, se convierte en un obstáculo. Los humanos tenemos el tamaño que tenemos, podemos explorar lo que nuestros instrumentos nos permiten y, casi todos ellos, han sido creados o bien para acercar lo lejano o más grande, o para aumentar lo más pequeño. Hay miles, por no decir millones, de cosas que no comprendemos porque necesitamos equipararlas a nuestra escala y eso hace que casi todo, tanto lo micro como lo macro, sean inmensos.

Microrrelato creado para colaborar con la iniciativa #Polivulgadores de Café Hypatia con el tema #PVobstáculos.


    
    
    

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