No soy ninguna experta en microbiología. Mucho menos en inmunología. Sin embargo, en esta entrada os contaba cómo La Gran Armée de Napoleón se veía abocada al fracaso en su intento de conquistar Rusia debido a, entre otras cosas, enfermedades propias de las guerras. Un fracaso estrepitoso que al final se paga siempre con vidas humanas.
Ahora tenemos otra invasión en curso, la de Rusia a Ucrania. Los asuntos políticos o la estrategia militar no es algo que me interese demasiado, al fin y al cabo eso está en manos de unos pocos que no siempre son los más listos del lugar. Pero ¿qué pasa con la población y con los soldados?
Hasta hace un mes aproximadamente la conversación estaba centrada en el SARS-CoV-2. Ahora, de repente parece que nos ha dejado de preocupar. Las medidas de contención han decaído y tenemos la sensación de que ha pasado todo. Y casi tocamos con lo dedos la normalidad absoluta (bueno o algo parecido a lo que teníamos hace dos años).
Sin embargo, hay opiniones que indican que hemos pasado la sexta ola pero que, probablemente, habrá una séptima.
Todo esto, visto desde mi casa, en mi mesa de trabajo, con un café y tres vacunas como tres soles, es un escenario probable. Claro que cuento con la certeza de que voy a tener atención sanitaria si la necesito o con más vacunas o mascarilla…pero ¿qué pasa con los refugiados que huyen de la guerra? ¿Qué pasa con los soldados de ambos bandos que están enfrentándose en las calles de las ciudades?
Me temo que en este caso no va a haber ningún tipo de atención sanitaria, ni medidas de seguridad y hablar de distancia interpersonal es algo totalmente absurdo. ¿Los refugiados estarán suficientemente protegidos en todos los aspectos?¿Tendrán mascarillas o vacunas?
Me temo que no. Y me preocupa que en este momento además de lo horrible de la guerra, la huida, el quedarse sin nada, el no saber que va a pasar mañana, se le añada la posibilidad de la enfermedad. El hacinamiento, la mala alimentación, el frio, el miedo son horrorosos…si a esto le añadimos enfermedad es un espanto.
Me preocupa la guerra, la incertidumbre de no saber qué les pasará mañana o dónde dormirán o qué comerán pero si además hay enfermedad creo que todavía es peor. ¿Hay alguien que se preocupe de esto?
Desde mi más absoluta ignorancia lo pregunto, porque tengo la sensación de que los poderes políticos no se van a preocupar de ello y, lógicamente, cuando huyes o te escondes seguramente el enfermar será lo último que te preocupe.
¿Habrá alguien que se preocupe de ellos?
Comentarios
Publicar un comentario