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Esos locos científicos y sus experimentos

Responded rápido a estas preguntas, si hay rebajas ¿habrá mucha gente?, si hay mucha gente ¿habrá rebajas? Parecen lo mismo, pero ¿realmente lo son? Pues la verdad es que, aunque aparentemente dicen lo mismo, en un caso estamos haciendo una deducción y en el otro una inducción.
    ¿Podríais decirme en que se parece un experimento con un toro y uno con un paracaídas? No, nadie ha tirado un toro en paracaídas. Se trata de dos estudios diferentes, llevados a cabo uno en los años 60 y otro en 2018. 



    El primer experimento tuvo lugar en 1963 en Córdoba, el Doctor Delgado, experto en neurociencia, intentaba probar que la inducción de corriente eléctrica a través de electrodos en el cerebro de un toro podía modificar su conducta. Se trataba de sacar a un toro de toriles que tenía implantado en el cerebro unos electrodos y en el momento en que iba a embestir se le administraba una descarga eléctrica y el toro que quedaba quieto. 
    Parece ser que en esa época era muy común realizar lobotomías y se dice que al Doctor Delgado le parecían una atrocidad. Dado que investigaba en el campo de la neurociencia, se propuso crear otras formas de mejorar ciertas patologías, como por ejemplo la epilepsia. Para lograrlo, en sus investigaciones,  usaba descargas eléctricas. Para llegar a las conclusiones que extrajo de sus experimentos, el Doctor Delgado, aplicó el método deductivo, que es lo que os quería contar.
    En ciencia se pueden hacer estudios deductivos e inductivos, aunque también existen los hipotético-deductivos. 
    En el caso del Doctor Delgado nos encontramos con una situación en la que su estudio del cerebro y su funcionamiento, a través de pequeñas descargas eléctricas, le llevó a elaborar una teoría. En ella establecía que la aplicación de corrientes eléctricas en pacientes mentales podía mejorar su situación. Es decir, partió de una generalización para después aplicarlo al caso concreto del toro y demostrar de esta forma que se podían controlar los comportamientos usando electricidad. Nos encontramos con una investigación llevada a cabo usando el método deductivo.
    El método deductivo parte de leyes o teorías generales para después probarlas en casos particulares. Por lo tanto se trata de ir de lo general a lo particular. 
    El fallo que nos encontramos habitualmente es que puede ser válido pero no necesariamente cierto. Hay que tener cuidado si las premisas no están bien formalizadas ya que puede que el argumento termine por no ser válido en su deducción.
En el ejemplo que nos ocupa, el del Doctor Delgado, sus premisas pudieron ser algo así:
Premisa 1: conozco bien el cerebro. 
Premisa 2: funciona con pequeños pulsos eléctricos. 
Premisa 3: si no funciona bien entonces los pulsos eléctricos están mal.
Conclusión: le aplico corriente y lo arreglo.
    Si usamos las leyes de la lógica el argumento puede ser válido pero no necesariamente cierto. Podemos tener problemas a la hora de verificar la conclusión si alguna de las premisas no es falsable o no está bien formulada.
    Sin entrar demasiado en la crítica del estudio del Doctor Delgado, aunque el uso del método deductivo podía estar justificado dado el tipo de problema que pretendía solventar, me surge una duda : ¿realmente el toro se paraba porque la corriente le ordenaba pararse, o era que le provocaba desorientación y mareo?. Por lo tanto en la aplicación a humanos, ¿los pacientes sometidos a corrientes eléctricas realmente mejoraban y se comportaban como debían?, o ¿les producía otro tipo de sensaciones o dolor que hacía que se comportaran como se esperaba? Aunque la ciencia se intenta hacer con todo el rigor posible y siguiendo una metodología correcta no siempre es válida. Y lo vamos a ver con otro estudio relacionado con paracaídas. De igual modo aunque está bien elaborado y en esta ocasión utiliza el método inductivo yo no me fiaría ni un pelo.



    ¿Qué diríais si os cuento que usar paracaídas para saltar de un avión no parece que tenga relación con la prevención de daños físicos? Pues esa fue la conclusión en este estudio que se llevó a cabo en 2018. La investigación fue dirigida por el Doctor Yeh, en la que participaron 23 sujetos voluntarios. De debían saltar de un avión o un helicóptero en unos casos con paracaídas y en otros sin él.
    A 12 de ellos se les proporcionó una mochila con paracaídas al efectuar el salto, a 11 de ellos saltaron con una mochila vacía. Tras los respectivos saltos a los sujetos del experimento se les hizo un seguimiento durante media hora tras el salto y durante los 30 días siguientes al mismo. Al cuantificar los daños o las muertes producidas tras saltar, usando análisis estadísticos, no encontraron diferencias significativas entre el grupo de los que saltaron con paracaídas y de los que saltaron sin él. Por lo tanto la conclusión que extrajeron del estudio era clara: el uso de paracaídas no reduce los daños o la muerte al saltar de un avión.
    Como podéis comprobar es un estudio que utiliza el método inductivo. Parte del seguimiento de unos casos y establece una generalización. Se basa en la observación de fenómenos. Y aunque sus conclusiones pueden tener probabilidad de ocurrir, también pueden resultar falsas. 
    El método inductivo puede establecer conclusiones pero en ningún caso existe la certeza absoluta de que siempre ocurra de la misma forma, es decir, no permite establecer leyes claras. Del mismo modo tampoco permite establecer generalizaciones que puedan ser aplicadas a todos los ámbitos o circunstancias.
    Precisamente este es el fallo del estudio del paracaídas, no vale en todas las circunstancias. Así como tampoco ha contado con demasiados sujetos para el experimento. Claro, tiene truco, se trata de un estudio fake que realizaron a modo de contestación a un estudio anterior. Evidentemente encontrar voluntarios para tirarse de un avión o helicóptero sin paracaídas no puede ser tarea fácil. Sin embargo contaron con 23 voluntarios, ¿por qué?…sencillo, el salto se realizaba con el avión o el helicóptero en tierra y el salto se hacia desde unos 60 centímetros de altura. Conclusión: el contenido de la mochila (con o sin paracaídas) no tenía ninguna relevancia. 
    En resumen, la ciencia no se hace sola hay que hacerla. 

    Contamos con dos métodos para poder verificar lo que deseamos pero no vale todo. Debe estar bien formulada, debe ser rigurosa. En caso contrario puede ocurrir que terminéis con un robot que bala por casa, como le ha pasado a la Doctora Soniestein. Y tened mucho cuidado cuando hagáis generalizaciones de un caso particular ( por ejemplo: vecina de pelo corto que está chiflada y que tiene dos gatos. Automáticamente extrapolamos que todas las mujeres de pelo corto con dos gatos están chifladas) o cuando una ley que no se cumple extraemos la conclusión errónea de que no pasa nunca ( por ejemplo: la Ley de Murphy dice que la tostada siempre cae por el lado de la mantequilla, si se os cae una y no ocurre, eso no indica que la ley no sea cierta  sino que habéis tenido suerte ).


Referencias:

http://esmateria.com/2013/03/30/el-cientifico-que-corto-las-dos-orejas-y-el-rabo/

https://www.diferenciador.com/diferencia-entre-metodo-inductivo-y-deductivo/º

https://www.bmj.com/content/363/bmj.k5094

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