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La leyenda de Big y Bang

Sobre mis viajes por el multiverso creo que no tengo que contaros nada, ya sabéis cómo se las gasta mi sofá. Sin embargo, he recordado que cuando estuve en el multiverso de la muerte del Universo (lo podéis leer aquí) se me olvidó contaros que me encontré un libro muy interesante, que no pude traer, pero sí pude fotografiar.

Portada del libro, La leyenda de Big y Bang.

     Me resultó muy interesante saber cómo había surgido el conocimiento en ese universo paralelo que había visitado. No recuerdo todo lo que se narraba pero de forma aproximada voy a intentar haceros un resumen.
    La historia comienza con el nacimiento de dos gemelas Big y Bang. Aunque pueda parecerlo, su nombre no tiene nada que ver con el origen del Universo, ¡qué va!. Por lo visto la madre de las gemelas el día que nacieron se había dado un golpe en la cabeza contra una roca y así fue como sonó.
    Las gemelas, desde una edad muy temprana y mientras todavía no contaban con ellas para realizar tareas, se sentaban a observar todo lo que sucedía a su alrededor. La tribu, a la que más tarde ellas mismas denominaron Unga Bunga, vivía en una cueva en la que se apiñaban todos. Su vida no era fácil, pasaban hambre, sufrían las inclemencias del tiempo, en algunas ocasiones y de forma repentina algún miembro de la tribu moría. Aunque cazaban, no siempre había comida para todos. La cueva estaba próxima a un río pero los Unga Bungas que no se podían mover para ir a beber, pasaban sed hasta que alguien les traía un poco de agua en alguna hoja. En la cueva, en algunas ocasiones, se producían desprendimientos y algunos miembros de la tribu resultaban heridos y en más ocasiones de las que les hubiera gustado, morían. Cuando algunos miembros de la tribu iban a cazar no siempre traían comida suficiente y si no peleabas no comías. Sobrevivir no era fácil.
    Big y Bang observaban a la tribu en su día a día y a pesar de que entre los miembros de la tribu la comunicación se limitaba a una serie de gruñidos, ellas habían creado su propio sistema de comunicación y mientras observaban, habían ido dando nombre a lo que les rodeaba. Eso, junto con su capacidad de estar horas mirando dio lugar a una revelación.
    Una mañana mientras un grupo iba de caza, sin darse cuenta, Bang empezó a mover los dedos de la mano a medida que iba perdiendo de vista a cada cazador y se dio cuenta de que había usado los dedos de una mano y un dedo de la otra. Recordó que así había sido, porque al anochecer, cuando la partida de caza volvió hizo lo mismo que había hecho a la mañana pero en esta ocasión cuando los veía aparecer. Se quedo extrañada porque los dedos que había usado solo eran los de una mano. ¡Alguien no había vuelto!

Unga Bungas preparándose para cazar.

    Con una sensación extraña se fue a dormir y durante toda la noche estuvo dando vueltas a lo que había sucedido. Llegó a la conclusión de que ese ejercicio que había hecho podía ser de utilidad para la tribu. Tan pronto como Big se levantó le contó su descubrimiento y juntas se pusieron a desarrollar un plan que podía salvar a la tribu de las penurias que sufrían.
    Durante un tiempo se dedicaron a contar cosas con los dedos y después hacían unas pequeñas rayas para marcar toda la información que habían recogido y que les podía ser de ayuda. Habían contado cuántos Unga Bungas eran. Sabían que si una mano de cazadores iba a cazar normalmente volvían con poca cosa, pero que si iban dos manos traían comida para todos. 
    Habían observado también, que de esta forma, se podía contar la distancia a la que estaban las cosas y que además si una de ellas contaba con los dedos y se le acaban la otra levantaba un dedo y volvían a empezar. Cuando se le acababan por segunda vez su hermana levantaba un segundo dedo. Así fueron perfeccionando el método lo que les permitió conocer muy bien lo que la tribu hacía y lo que debían hacer para sobrevivir. 
    Cuando digo que lo observaban todo quiero decir que realmente lo miraban y recordaban todo. De forma rudimentaria iban anotando cosas en una pared de la cueva. Eran dibujos y marcas que solo ellas comprendían pero que atesoraban todo el conocimiento que tenían. 
    Les gustaba mucho mirar a los animales y de ellos habían aprendido muchas cosas. De los pájaros habían aprendido arquitectura, de algunos escarabajos la forma de transportar alimentos, de las arañas la previsión del tiempo, de algunas ardillas y pequeños roedores frutos que se podían comer. Por casualidad y en alguna de sus excursiones habían aprendido que algunas plantas picaban y que otras eran comestibles (no sin algún que otro dolor de estómago). De algunos animales habían aprendido como defenderse frente a ataques de otros animales, a camuflarse y a utilizar herramientas afiladas. De los árboles habían aprendido que había estaciones diferentes y mirando al cielo se habían dado cuenta de que la luz de la noche cambiaba pero que siempre repetía el ciclo. De la luz del día sabían que en la época de frio estaba menos tiempo y que en la de calor más. 
    Poco a poco fueron desvelando lo que la naturaleza que les rodeaba escondía. Aunque su descubrimiento más importante les llego por casualidad. Algunos de los más pequeños estaban jugando a lanzarse piedras (entrenamiento para la caza) cuando una de ellos lanzó una piedra que golpeo sin querer en otra y saltaron chispas que prendieron fuego a la hierba seca que había alrededor. De entrada casi todo el mundo que estaba cerca salió corriendo…bueno Big y Bang no. Ellas se sentaron a mirar y a pensar en lo que había pasado. Cuando el fuego se extinguió cogieron la piedra causante de aquello y probaron a golpearla contra la otra. Efectivamente saltaron chispas y eso les dio una idea. Iban a intentar repetir el proceso y a tratar de hacer fuego de nuevo. Tardaron unos días porque les costó dar con algo que cogiera las chispas y lo convirtiera en fuego. En las primeras pruebas no consiguieron más que pequeñas llamas en hierbas. Unos días más tarde ya habían descubierto que para conseguirlo debían usar hierba o trozos de árbol que estuvieran secos. 
    Esa noche hicieron una gran hoguera, alrededor de la cual se sentaron los Unga Bungas. Ese día tenían comida y, gracias a un tropiezo de Big, descubrieron que la carne al fuego estaba más rica y se comía más fácil. 

La tribu disfrutando del fuego.

    La tribu estaba muy agradecida a Big y a Bang por el fuego y recibieron gruñidos de admiración y agradecimiento de todos los Unga Bungas. Esa misma noche y cuando todos dormían las gemelas decidieron que era momento de enseñar a la tribu todo lo que habían aprendido a lo largo de los años. Estaban convencidas de que saber los nombres de lo que les rodeaba, contar y observar les iba a ayudar a sobrevivir y a desarrollarse.
    Así que se embarcaron en la misión de darles el conocimiento, que ellas tenían gracias a la observación y a la experimentación, al resto de la tribu. Poco a poco les fueron enseñando los nombres de todo lo que les rodeaba, a contar con las manos y hacer pequeños dibujos y marcar en la pared de la cueva, a comunicarse unos con otros, a observar a los animales y el entorno. Claro que eso no fue de la noche a la mañana.

La tribu reunida planeando el futuro.

    Sin embargo, a medida que pasaban los años, la vida de la tribu mejoró muchísimo. Gracias a lo que habían aprendido de Big y Bang ya no pasaban hambre, su dieta era más rica, tenían siempre agua disponible, habían reforzado la cueva, sabían exactamente cuántos eran. Podían cazar de forma eficaz, sabían mantenerse protegidos usando el fuego, habían aprendido que algunas hierbas eran buenas para las heridas. Sabían cuántas personas eran necesarias para traer fruta y cómo transportarla. 
    A medida que Big y Bang se iban haciendo mayores la tribu vivía mejor y era más grande. Un día, mientras estaban recorriendo y observando los alrededores de la cueva, oyeron el canto de un pájaro y sin darse cuenta empezaron a imitar su sonido. Unos días más tarde descubrieron a otro pájaro que golpeaba con el pico un tronco. Al volver a la cueva quisieron contarle al resto lo que habían visto, así que sobre una pared de la cueva se pusieron a dar explicaciones usando algunos dibujos de los pájaros que habían visto y del ruido que hacían. Big imitó el silbido y Bang el golpeteo sobre el tronco y sí, habéis supuesto bien crearon la primera canción de la historia del Jeavy Metals Land (que es como se conoce ese mundo). La pintura se puede ver a día de hoy en las Cuevas de Altaobserva. 

Algunas pinturas de la época.

    Big y Bang fueron las que iniciaron la era del conocimiento en su mundo. Su historia ha sobrevivido a lo largo del tiempo ya que varias generaciones después de que ellas murieran la tribu se empezó a dispersar. Habían crecido mucho. Cada una de las pequeñas tribus que surgieron de los Unga Bungas se llevó todo el conocimiento que Big y Bang les habían mostrado. Lógicamente no pararon de aprender, lo que ha hecho de ellos un planeta avanzado, con una cultura que se ha trasmitido a lo largo de los 14 millones de años que tiene su civilización, les ha permitido adaptarse al entorno, mejorar su nivel de vida y vivir tranquilos…bueno hasta lo de la muerte del Universo…pero eso es otra historia.

NOTA:
    Esta historia la creé hace unos años para ilustrar a mis estudiantes sobre la importancia del conocimiento, la cultura y la transmisión del conocimiento para, de una forma un poco fantasiosa, explicarles el proceso por el que se llegó a adquirir el lenguaje, la ciencia y todo aquello que nos ha permitido desarrollarnos como sociedad. No es una historia estática, al contrario, de año en año incorpora cosas. Siempre está rodeada de preguntas que les planteo mientras la voy desgranado, para que vayan poco a poco descubriendo cómo se fueron dando cuenta Big y Bang de todo el conocimiento que nos rodea y de lo útil que nos resulta aprender y trasmitir el conocimiento.
    

Con este microrrelato participo en la iniciativa #PVflorecimiento en https://cafehypatia.wordpress.com/ 





Comentarios

  1. ¿En qué momento comenzamos a apreciar la belleza, a usar la metáfora en el lenguaje...? Es un tema apasionante. Plantearlo con una historia como la tuya me parece chulísimo.

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