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¿Velocidad o precisión?

Tener información es bueno pero, si es buena información …mejor. La rapidez para recopilarla o para publicarla no va a aportar mayor validez a lo que contemos, así que no se debe publicar por publicar. 


    Normalmente ya sabéis que no me suelo poner el traje de socióloga enfurecida 😉, pero hoy toca. Bueno, enfurecida no es la palabra se trata más bien de estar un poco gruñona. Lo de informar rápidamente, sin verificar y contrastar, es tarea de “Sálvame” pero el conocimiento tiene que ir un poco más lejos. 
    Todos sabemos que la pandemia ha supuesto un reto informativo importante. Tanto es así que es lógico  que se quiera comprender cómo ha sido esa información, los canales a través de los cuales nos hemos informado, en cuáles se confía más y si ha aumentado el consumo de noticias durante ese periodo. A mis manos ha llegado este resumen de un estudio que pretendía dar respuesta a las cuestiones anteriores.
    Como os decía al comienzo de la entrada, hacer un estudio rápido para aportar información no debe ser el objetivo. Precisamente el que os he mencionado va en esta línea. Fue algo rápido que pretendía aportar datos y que ha terminado por no ser relevante y quizás algo confuso.
    No me gustaría ser muy crítica con el trabajo de otros ya que, probablemente, fuera la necesidad imperiosa de aportar información lo que motivó su realización. Sin embargo nos puede servir para aprender a distinguir entre la buena y la mala información.
    En el caso de este preprint detecto 3 fallos que pueden influir a la hora de aportar información veraz y bien elaborada. El primero de ellos está relacionado con la muestra, el segundo con la formulación de las preguntas y el tercero con las conclusiones.
    En lo que a la muestra se refiere, ellos mismos advierten de un sesgo relativo a la edad de los participantes, a la zona geográfica y al género de los encuestados. El muestreo se realizó a través del método bola de nieve y obtuvieron una muestra de 1220 personas. Teniendo en cuenta que la población objeto de estudio era la residente mayor de 18 años creo que la muestra es escasa para aportar datos fiables.
    Por otra parte las preguntas, en algunos casos, están mal formuladas. Tienen a mi entender un claro sesgo ya que las preguntas referidas a la confianza en los medios están redactadas incluyendo en la formulación una valoración negativa. En base a esas afirmaciones se pidió a los encuestados las valoraran desde “muy en desacuerdo” hasta “muy de acuerdo” y en las interpretaciones que hace el informe ambas se suman usando el dato obtenido para explicar la situación.
    A modo de ejemplo, al comienzo del informe se pregunta: “tras la declaración del estado de alarma ¿te informas más frecuentemente que antes?” Creo que la pregunta no está bien formulada, la primera objeción qué se quiere decir con “más frecuentemente”. Lo lógico sería cuantificar el número de veces. Lo segundo a qué se considera “informarse”. Entiendo que la pregunta tendría que ir encaminada a determinar el número de veces al día que se consulta cada medio. En cualquier caso, es lógico suponer que la percepción de exceso de información era generalizada, todos estábamos atentos a las noticias pero no tengo muy claro si seríamos capaces de determinar si nuestra frecuencia había variado significativamente. Creo que en ese momento la percepción podía estar distorsionada por la necesidad de estar informado. Considero que en nuestro día a día consultamos los periódicos digitales y secciones de noticias en más ocasiones de las que somos conscientes. A lo que creo que hay que añadir que la información nos llegaba sin buscarla y, seguramente, el aumento en la percepción se deba a ello y no a una mayor consulta de los medios.
    Lo siguiente que hace el informe es preguntar por el medio de comunicación que han utilizado para informarse durante la pandemia. Aquí, sin embargo, no lo contrastan con los medios que utilizaban para informarse antes de la pandemia. Claro que también queda difuso el término pandemia. Exactamente ¿a qué se refiere? ¿a datos de casos positivos, medidas gubernamentales, información internacional, normas, vacunas…?
    La siguiente pregunta que me he encontrado y me ha parecido curiosa es: “en general los medios están informando correctamente sobre la pandemia”. ¿Qué significa correctamente? Tal vez ¿que lo hacen rápido, que las informaciones son veraces, que utilizan la opinión de expertos?, ¡quién sabe!🤷🏻‍♀️ La respuesta es interesante ya que dice que la opinión de la ciudadanía es neutra. ¿Qué significa ser neutro en una cuestión de corrección informativa? A mí me viene a la cabeza “ni fu ni fa” pero en este contexto no tienen cabida este tipo de impresiones que, por otra parte, no aportan gran cosa😉
    Hay dos enunciados que me han llamado la atención, especialmente por la interpretación de las respuestas que hace el estudio. Ante las siguientes afirmaciones: “la ideología de los medios condiciona su cobertura sobre el coronavirus” y “la cobertura es sensacionalista y genera alarma social”, los datos indican que están de acuerdo o muy de acuerdo con la afirmación el 77.4% y el 44.6% respectivamente. La interpretación que hace el estudio es que el sesgo ideológico y el sensacionalismo son motivo de queja por parte de los ciudadanos. Las preguntas tal y como están formuladas no hacen referencia en ningún caso a la opinión sino al hecho de que los medios condicionan su cobertura en base a la ideología. En ningún caso se pregunta por la opinión, así que la conclusión no creo que surja de los datos.
    En relación a lo anterior también plantean la siguiente cuestión: “los medios proporcionan demasiada información sobre el coronavirus”. Entiendo que “demasiado” es un termino subjetivo, ya que no indica de forma clara una medida. En este caso el demasiado para unos puede ser el escaso para otros. Pero lo curioso es que, de los encuestados, el 50.5% de las personas han dicho que están en acuerdo o muy de acuerdo con la información. La interpretación que dan es de que se observa fatiga informativa 🤷🏻‍♀️. A lo que añade que un 37.7% de los encuestados ha dicho que el exceso de información le ha dificultado seguir cómo evoluciona la pandemia. Y la conclusión, rescatando los datos anteriores, es que: “La fatiga informativa se produce por la gran cantidad de información circulante, a la que se añade el sesgo y el sensacionalismo de algunos medios.” Han creado una relación entre las variables que no veo que esté probada en ningún lado. 
    En relación a lo anterior hay un dato en la encuesta que afirma que un 73.5% dice comprobar las noticas falsas y, de hecho, la comprobación la realizan en los mismos medios de comunicación en los que,según los datos del estudio, no confían.🤦🏻‍♀️
    En definitiva, que es un estudio hecho con prisa, con preguntas mal formuladas y con unas conclusiones que parece que ya estaban preparadas de antemano y que, para ratificarlas, se han formulado las preguntas en una dirección concreta.
   Así que, ¿todo vale? Yo creo que no. En el caso que hemos analizado las conclusiones no tienen relevancia y no pasan de ser una información sesgada. Tal vez alguien las pueda usar para generar alguna discusión. Sin embargo y por fortuna, no tiene mayor trascendencia y no genera ninguna controversia especialmente peligrosa. Pero no todo vale. En esta entrada os cuento lo que ocurre cuando se publican cosas rápido y sin verificar. 
    Y ahora, como socióloga gruñona, os hago una recomendación leed bien 👀 y sed críticos🧐





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