Ir al contenido principal

Desclasificado

La historia que os voy a contar no puede salir de estas líneas, tiene que quedar entre nosotras. He tenido la suerte de encontrarme, por casualidad, con un documento (top secret) en el que quedó transcrita la entrevista que un coronel del ejercito de los Estado Unidos le hizo a Hedy Lamarr a principios de los años 40. Como ya sabréis Hedy había patentando un sistema denominado “espectro ensanchado” que podía ser usado para mejorar el sistema de guiado de los torpedos. Sin embargo, Hedy era austriaca, así que el ejercito no se fiaba mucho de que no fuera en realidad una espía. 

Imagen de bluebudgie en Pixabay

    La entrevista (interrogatorio) fue llevada a cabo por el Coronel Hannibal Smith en el hotel donde se alojaba Hedy mientras rodaba una película a las ordenes de Victor Fleming.
    Coronel Smith: buenos días, Señorita Lamarr. Soy el Coronel Hannibal Smith ¿Tal vez debería llamarla Señora Markey?
Hedy Lamarr: me puede llamar Hedy, Coronel. Es más sencillo y no creo que estemos aquí para deshacernos en cortesías.
    C.S: en ese caso, vayamos al grano. ¿Sabe por qué estoy aquí?
H.L: por supuesto, me imagino que el ejercito está interesado en lo que el Señor Antheil y yo hemos diseñado y quieren asegurarse de que no soy una espía al servicio del Reich. Aunque tal vez esté interesado en conocer mis dotes artísticas. ¡Quién sabe!
    C.S: es usted muy aguda. Efectivamente nos interesa su invento por razones obvias pero queremos saber hasta que punto es usted de fiar. Dispongo de alguna información sobre usted pero me gustaría conocer al detalle su vida. 
H.L: ¿desea que empiece por el principio?
    C.S: sí, desde su vida en Austria hasta la actualidad, me gustaría saber qué ha hecho y, por supuesto, cómo ha llegado hasta aquí.
H.L: en ese caso empecemos por el principio. Nací en Viena el 9 de noviembre de 1914. Mi nombre completo es Hedwing Eva Maria Keisler. Soy la única hija de Emil y Gertrud Keisler. Mis padres eran judíos secularizados así que la religión no ha sido demasiado relevante en mi vida. Hablo de ritos no de relaciones, ya que mi padre era director de banco y aunque sí tenía contactos entre la comunidad judía no era religioso. 
    C.S: ¿su madre?
H.L: mi madre nació en Hungría y era concertista de piano. La música siempre ha estado a mi alrededor. La música y las ondas.
    C.S: por lo que dice tuvo una infancia tranquila y feliz. Entiendo que eran una familia de clase alta, ¿cierto?
H.L: sí, eso me permitió tener tutores personales. Aprendí a tocar el piano, a danzar y hablo cuatro idiomas. Lo cierto es que cuando quise estudiar artes escénicas en la escuela del Señor Reinhardt iba preparada para poder hacerlo. 
    C.S: ¿con apenas 20 años participó en una película llamada Éxtasis?
H.L: sí, me dieron la oportunidad de participar y estoy segura de que la ha visto, Coronel. Causó un gran impacto porque fue el primer desnudo integral en una película comercial. En 1933 se consideró un atrevimiento pero a mí no me supuso ningún problema. Se le da demasiada importancia al cuerpo y nos olvidamos de la mente. 
    C.S: entiendo que en ese momento a las puertas de sus casa habría miles de hombres esperando para cortejarla.
H.L: sí, muchos. Tuve mala suerte, mis padres aceptaron la propuesta de Freidrich Mandl y, en contra de mi voluntad, me tuve que casar con él. Desde luego mi padre se lo había pensado bien, ya que Freidrich era un magnate de la industria armamentística. Así que se aseguró de que su hija tenía un buen porvenir. Lo que vino después no lo intuyó.

Hedy Lamarr, diseño propio


    C.S: ¿qué quiere decir?
H.L: vivía esclava de mi marido. Un maldito celoso, que únicamente deseaba que estuviera exclusivamente para él. Fui encerrada y sometida a un control férreo por su parte. Era tan celoso que intentó comprar todos los ejemplares de Éxtasis para que nadie más pudiera verme desnuda. Un autentico delirio. Sin embargo, sí que saqué provecho de aquellas circunstancias.
    C.S: supongo que entre los que rodeaban a su marido habría personajes muy relevantes.
H.L: por supuesto. Friedrich era proveedor de munición para aviones de combate y de sistemas de control para Hitler y Mussolini. En su paranoia por no dejarme nunca sola, me obligaba a acompañarle a todas las reuniones, cenas y cualquier cosa que tuviera. Así que como yo simplemente era una “cara bonita” aproveché para obtener información de los clientes y proveedores de Freidrich. Era fácil que hablaran con una mujer conocida por su belleza y no por su intelecto de ello saqué mucha información muy valiosa que puede serles de utilidad. ¡Hombres! Dudo que sospecharan que yo estaba estudiando por mi cuenta para ampliar mis conocimientos de ingeniería y que la información que me proporcionaban fuera de utilidad para mí.
    C.S: estaríamos encantados de contar con esa información. Supongo que parte de sus conocimientos proceden de esas reuniones y que la idea de su, déjeme ver cómo lo ha llamado: ¡ah! sí, espectro ensanchado proceden de allí. ¿Puede concretar un poco esta información?
H.L: supongo que antes querrá saber cómo puede escapar de aquello.
    C.S: sí, perdón, en mi caso me interesa más lo que sabe pero tiene usted razón. Prosiga, por favor.
H.L: nunca he tenido problemas con la sexualidad, así que en vista del futuro que me esperaba en aquella casa y de que la situación en Europa no era buena, decidí contratar a una asistenta que se parecía algo a mí, le robé la ropa y me marché. Conseguí llegar a la estación y allí cogí un tren a París. De París me fui a Londres.
    C.S: ¿con quién contactó en Londres? Se lo pregunto porque a Estados Unidos llegó con un contrato para la Metro Goldwyn Meyer. 
H.L: conocí a Louis B. Meyer. Al principio vio una cara bonita más y lo que me ofreció no me interesaba. Sin embargo pensé que era una buena oportunidad así que me embarqué rumbo a Nueva York en el mismo barco en el que él y su mujer viajaban.
    C.S: le fue bien. Ya que mi informe indica que llegó a Nueva York con un nombre nuevo y un contrato con la Metro. En poco tiempo cosechó el suficiente éxito para que su carrera en el cine haya durado hasta ahora.
H.L: Coronel, no todo en el cine es belleza y no todas las bellezas somos sólo eso, bellezas. Desde joven me ha interesado la ingeniería, siempre que he podido he estudiado y por eso aunque en apariencia me dedique al cine, continuo con mis estudios. 
    C.S: lo sé por eso estoy aquí. ¿Qué es lo que le motiva para darnos la información?
H.L: Coronel, eso se responde fácil, mi conciencia y mi humanidad. Como ya sabe mi marido tenía contactos, muchos, en esas reuniones de las que le he hablado sus amigos no ocultaban sus deseos de hacer de Alemania una nación potente y para ello estaban dispuestos a lo que fuera. El fascismo era su ideología, la de mí marido también. Las reuniones con personas afines a sus intereses siempre estaba plagadas de referencias al nacional socialismo. En concreto sentían un profundo desprecio por los judíos. Entienda Coronel que no es agradable estar es la misma habitación que una panda de fascistas con ansias de poder.
    C.S: entiendo que quiera colaborar con nosotros y eso nos lleva a el Señor Antheil. ¿Cómo se conocieron?
H.L: cosas del mundo artístico. No recuerdo exactamente si fue en una cena o un estreno. Lo que sí recuerdo es que George y yo teníamos intereses comunes. Lo habitual es que a una actriz no se le valore por su inteligencia. Sin embargo George sí lo hizo. De sus conocimientos de música y de los míos sobre ingeniería surgió la idea de crear un sistema de guiado con salto de frecuencia. 
    C.S: ¿puede explicarme en qué consiste este sistema?
H.L: a grandes rasgos se trata de un sistema que dificulta que la señal que dirige al torpedo o misil sea interceptada. 
    C.S: ¿cómo se les ha ocurrido esa idea? No me parece algo que surja en una conversación con un martini en la mano. ¿Tal vez el Señor Antheil le dio la idea?
H.L: Coronel, le recuerdo que aunque no tengo una formación universitaria estándar tengo conocimientos de ingeniería y he estado en contacto con la industria del armamento de forma muy cercana. ¿Por qué cree que no se me ha podido ocurrir la idea?
    C.S: bueno, disculpe pero su mayor reconocimiento público es su belleza me cuesta creer que tras ese aspecto se encuentre una mente tan aguda.
H.L: bien, en ese caso Coronel, creo que es el fin de la conversación o interrogatorio, cómo prefiera llamarlo.
    C.S: lo lamento, no pretendía ofenderla. Le pido, por favor, que me explique su idea. De verdad, siento que le haya parecido que no valoro su inteligencia. ¿Qué es exactamente eso que ha creado junto al Señor Antheil?
H.L: ¡hombres!, ven una cara bonita y automáticamente se olvidan del cerebro. Bien, ¿por dónde íbamos? Sí, ya lo tengo. En las conversaciones que oía entre los amigos de mi marido una de sus mayores preocupaciones eran los sistemas de guiado de misiles. Todos eran mecánicos, avanzar exigía un cambio de sistema. La opción más sencilla era usar proyectiles teledirigidos. 
    C.S: como militar tengo que decirle que el gran problema que se presenta es que el sistema sea interceptado. Si el enemigo se hace con la señal puede usar nuestro propio armamento en nuestra contra. 
H.L: obvio, por eso George y yo hemos diseñado un sistema para evitarlo. Este sistema de comunicación se basa en un salto de frecuencia, una técnica de modulación de señales de espectro ensanchado. Hemos creado un sistema de tambores perforados, como si se tratara de una pianola que cambia entre 88 frecuencias, que recibe la señal por radio y que evita con los saltos que la frecuencia pueda ser detectada. 
    C.S: es muy interesante lo que dice pero ¿cuáles serían la implicaciones prácticas del sistema?
H.L: el montaje, exigiría modificar los misiles para que contuvieran el sistema, evidentemente, exige un cambio de procesos mecánicos a electrónicos. La posibilidad está, ahora es decisión del gobierno usarlo. Por mi parte poco puedo hacer. Hemos creado el sistema y es operativo, tal vez alguna empresa como Sylvania Electronics pueda desarrollarlo y ponerlo en funcionamiento. George y yo hemos dejado la patente registrada lo que ustedes hagan con ella, en fin, sería decisivo para ganar la guerra en Europa. 
    C.S: en ese caso hablamos de política y ya le adelanto que la decisión no depende del ejercito. Le felicito por su capacidad y por su trabajo. Me comunicaré con mis superiores y procederé a detallarles lo que he concluido de nuestra conversación. 
H.L: estoy dispuesta a trabajar, si es necesario, para el gobierno. Usted dirá, sé que esta conversación no puede salir de aquí pero creo que mis conocimientos podrían ser muy útiles.
    C.S: con respecto a lo que debe hacer tengo instrucciones claras. Tan pronto como salga por esa puerta usted se olvidará de que hemos mantenido esta conversación. De momento debe centrarse en su carrera como actriz. No sabemos cuál será la decisión del gobierno. En confianza le puedo decir que el gobierno ha creado un proyecto en el que varios científicos están participando y su objetivo es crear un arma que, posiblemente, acabe con la guerra. 
H.L: en ese caso, Coronel, si me permite voy a arreglarme para una cena. La industria del cine también exige mi atención.
    C.S: ha sido un placer y, de verdad, espero que tenga éxito en cualquier cosa que haga. 
 
    Hasta aquí la transcripción de la entrevista que mantuvieron. Nunca se ha dado a conocer y por los derroteros que siguió la vida de Hedy dudo mucho que el gobierno tuviera en consideración su idea, o por lo menos no lo hizo en ese momento.
    Hedy continuo con el cine, aunque también siguió cultivando su faceta de inventora. El sistema que habían diseñado se empleó por primera vez en 1962 en la crisis de los misiles de Cuba. Posteriormente, en Vietnam y, a partir de los años 80, se comenzó a usar en ingeniería civil. El desarrollo de la tecnología digital en esa década se basó en el sistema de Hedy y Antheil tuvo su posterior aplicación en la comunicación de datos WIFI.
    El reconocimiento a la aportación que Hedy Lamarr  tardo mucho en llegar y no fue hasta 1997 cuando  se les otorgó conjuntamente a ella y a Antheil el Premio Pioneer de la Electronic Frontier Foundation. Por su parte Hedy recibió el BULBIE un premio conocido cómo el Oscar de la invención. A pesar de lo relevante de su aportación tardaron mucho en reconocer su valor. Sin embargo, hace poco viajé a un universo paralelo y me encontré con una versión de Hedy algo diferente. En esta entrada os cuento lo que allí me encontré y estoy segura de que a Hedy le hubiera gustado vivir esa vida.

Nota aclaratoria:
La información sobre los hechos que se cuentan son reales pero me he tomado algunas licencias narrativas que aunque no ofrecen información falsa son meras especulaciones. 
Si os apetece oír la entrevista la podéis encontrar en el siguiente enlace:


Referencias:

Microrrelato colaborador para #Polivulgadores de  https://cafehypatia.wordpress.com/ con el tema  #PVmarzo23

Comentarios

Lo más visto

Divergencia de opiniones

Lo que más ha gustado

Divergencia de opiniones

  En cualquier lugar - ¿Has visto? Xilú es especial, apenas tiene un año y ya te mira como si se fuera a arrancar a hablar y darte un discurso. Me maravilla, desde que nació noto que tiene algo distinto. - Si tú lo dices. Es un bebé, yo no veo nada especial.  - ¡Tú no eres madre y no lo entiendes! - Será eso. Un año después - ¿Has visto? Cuando el resto llora, Xilú calla. Es muy especial, se mueve con calma y su primera palabra ha sido: música. Le encanta oír música.  - ¡Qué bien! Es muy bueno que le guste la música, pero que no llore cuando lo hace el resto... - Eso es porque ha madurado antes que el resto.  - Claro, claro.  Otro año después - ¿Has visto? Xilú es especial, habla lo justo, se sienta a ver la televisión y puede ver un programa de debate sin hablar, alerta y en silencio. A veces creo que está reflexionando sobre lo que dicen. Pone una cara muy graciosa cuando lo hace. - ¿No crees que eso es poco frecuente? Sólo tiene tres años.  - ¡No es raro, es especial! - Vale, vale.

Flores negras

Iba a ser un día especial. En su llamada captó la promesa de una noche inolvidable.  El suave susurro de su voz rozando sus tímpanos lo dejó claro. Era un roce sonoro lleno de expectativas, deleite, dulzura y con la promesa de recrearse en el roce de sus pieles.      La mañana fue un continuo ir y venir, pero improductiva. Varios encontronazos con colegas, pequeñas frases sin relevancia que rozaban la estupidez y arañaban sus ideas. Esos roces siempre eran molestos.      Rozando las seis se preparó para irse. Quería llegar cuanto antes. Se cambió de calzado. No iba a perder el tiempo en el autobús, no. ¡Gente rozándote por todos lados! Volvería andando.      No tardó mucho en darse cuenta de que, por evitar algunos roces, había sufrido otros. Las malditas zapatillas no eran adecuadas y el roce provocó un par de heridas. En fin, ya estaba hecho. No dejó de caminar.      Antes de rozar el llavero, la puerta se abrió. La bienvenida a casa consistió en un leve roce en los labios, una p

May the ´Darth´ side of the Science be with you.